(IAR Noticias) 25-Marzo-08
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Una mujer libanesa sostiene entre sus manos la imagen del líder de Hezbolá Hassan Nasralá. |
El deterioro de la situación en el Líbano y en todo Oriente Medio ha disparado los temores al estallido de una nueva guerra entre el grupo chií Hezbolá e Israel, que podría ser inminente, según fuentes israelíes y libanesas citadas por la prensa árabe e Israelí. Declaraciones del líder de Hezbolá ratifican esa tendencia alimentada por múltiples señales y movimientos militares.
Informe especial
IAR Noticias
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Combatiente de Hezbolá |
En medio de crecientes rumores sobre un conflicto regional a punto de estallar, el líder de Hezbolá, Hassan Nasralá, advirtió el lunes que la eventual respuesta en forma de guerra a Israel por el asesinato de un comandante de esa organización,
Desde el comienzo de los funerales del comandante de Hezbolá y hasta el final del luto por su muerte, la Policía israelí declaró el estado de alerta.
Precisamente, el final del luto
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El buque de guerra USS Cole.
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En este sentido, el diario Maarev informó que la oficina del primer ministro israelí, Ehud Olmert, decidió instalar en los aviones israelíes equipamiento contra misiles terrestres.
Durante un discurso de más de una hora retransmitido por satélite a los miles de seguidores congregados en el barrio chií de Hareth Hreik, en el sur de Beirut, en la misma carpa que alojó el funeral de
Tel Aviv no admitió su responsabilidad en el atentado, pero Hezbolá lo culpa del asesinato. «Quien quiera que le matase debe ser castigado y lo será. Nosotros decidiremos el momento, el lugar y el método para el castigo», dijo Nasralá.
«Los israelíes deben saber que nuestra sangre no se derrama en vano en las calles. El que mató a nuestro líder debe ser castigado en el momento, lugar y con el medio que decidamos», subrrayó Nasralá en un vídeo retransmitido ante miles de seguidores en la «Sala de los Mártires», en el sur de Beirut.
Nasralá afirmó que Israel había cometido una «gran estupidez» al acabar con la vida de Mugniyeh, y la prueba de ello es que (los israelíes) viven con miedo e inquietud.
Según el diario libanés L’Orient-Le Jour, fuentes diplomáticas occidentales, que pidieron el anonimato, se mostraron convencidas de que Israel prepara una nueva ofensiva militar contra Hezbolá antes de que el grupo chií lleve a cabo su anunciada venganza al asesinato en Damasco de su líder militar, Emad Mugniyeh.
De acuerdo con el diario, las autoridades libanesas fueron advertidas el mes pasado de que Israel podría lanzar una ofensiva contra objetivos de Hezbolá en la región de Baalbeck-Hermen (este) donde el grupo chií tiene almacenes de armas.
Mientras, una fuente militar occidental, que también pidió el anonimato, confirmó que las posibilidades de que haya un conflicto son mucho mayores que el año pasado y que éste puede ser inminente.
El militar aseguró que una acción bélica israelí contaría con el respaldo de Estados Unidos, que la semana pasada envió tres barcos, el destructor USS Cole y dos buques cisterna, a las costas libanesas.
El USS Cole fue enviado el 28 de febrero a las costas libanesas con la misión de «preservar la estabilidad política» en este país.
Según el diario israelí Haaretz,
la Fuerza Interina de la ONU en el sur del Líbano (FINUL) ha incrementado las medidas de seguridad y sus patrullas en la zona bajo su control. Mientras esto sucede, las señales de guerra se multiplican en diferentes partes del Líbano y de la región.
Hezbolá ha evacuado a sus dirigentes y sus familias del oeste de la región de la Bekaa y del sur del Líbano, sobre todo después del ataque contra la escuela talmúdica en Jerusalén, según ‘L’Orient-Le Jour’.
Por su parte, el general Michel Suleimán, jefe del Ejército libanés, ordenó a sus tropas estar preparadas para combatir al enemigo israelí e impedir que utilice el territorio libanés para atacar a un estado vecino.
También por ello, varias embajadas árabes y occidentales han pedido a sus ciudadanos que tomen las precauciones necesarias y eviten viajar al Líbano.
El periódico libanés An-Nahar, que cita a medios de los países del Golfo Pérsico, señala que las fuerzas navales rusas e iraníes se encuentran en estado de alerta ante lo que pueda suceder.
Estos tambores de guerra se escuchan apenas un mes y medio después de que se conociese en Israel el llamado «informe Winograd», realizado por una comisión independiente, que llamó la atención sobre los «graves errores» del estado judío en la guerra (invasión y bombardeo israelí) que lo enfrentó con Hezbolá en verano de 2006.
La guerra, del 12 de julio al 14 de agosto de 2006, fue una «gran oportunidad perdida» que «Israel inició y acabó sin resultar claramente victorioso», según el presidente de la comisión, Eliyahu Winograd.
Parte de los libaneses del sur, mientras tanto, se preparan para lo peor almacenando víveres desde que el buque de guerra estadounidense USS Cole se aproximara a costas libanesas hace algunas semanas en lo que muchos consideran una advertencia de Washington hacia Hezbolá.
En su discurso Nasralá se mostró convencido de que el ejército israelí «no se atreverá a lanzar una incursión terrestre», como «ni siquiera la lanza en Gaza». «En cualquier confrontación, los israelíes descubrirán la estupidez que cometieron matando a Mugniyeh», añadió el jefe de Hezbolá.
El ministro de Defensa de israel, Ehud Barak, trató de tranquilizar a la población ante el final de los 40 días de luto afirmando que «los servicios de seguridad e inteligencia están preparados para hacer frente a las amenazas de ataques y atentados por parte de Hezbolá».
Mugniyeh, era considerado uno de los comandantes claves de la «victoria» que se adjudica Hezbolá contra Israel en la invasión terrestre del estado judío a Libano en julio y agosto de de 2006.
Nasralá advirtió a Israel de que si declara una guerra contra Líbano ésta «no será un paseo y que tendrá que pagar un precio elevado», ya que la resistencia cuenta con el «apoyo del 85% de los libaneses», según encuestas locales que ha detallado en su alocución.
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Hassan Nasralá junto a sus combatientes |
La masacre aérea israelí de 33 días en 2006 se cobró más de 1.200 vidas libanesas y 4000 heridos, además de destruir la economía y la infraestructura de Líbano, y no logró los objetivos marcados por Tel Aviv (la destrucción de Hezbolá), según el informe Winograd encargado a una comisión no independiente por el ejecutivo israelí para depurar responsabilidades.
Un informe «secreto» filtrado al diario israelí Yediot Ahronot, señala que una eventual guerra entre Israel y Hezbolá, Irán o Siria implicaría, del lado israelí, «centenares de muertos, miles de heridos, lanzamiento de misiles contra Tel Aviv, la parálisis total del aeropuerto, carreteras vitales bombardeadas, colapso del sistema de irrigación y largos cortes de electricidad».
El gobierno pro-Washington de Líbano (enfrentado a Hezbolá) en los útimos días denunció la violación de sus aguas territoriales por parte de barcos israelíes, denuncias que se suman a las múltiples violaciones del espacio aéreo por parte de aviones israelíes.
«Estamos en el límite entre la guerra y la paz, y con más probabilidades de caer en el conflicto», dijo a la agencia IPS el politólogo Ahmad Moussalli, de la Universidad Estadounidense en Beirut.
«Yo creo que el mensaje fue regional, y no interno», sostuvo el analista, refiriéndose al envío del USS Cole, que ahora además está acompañado por un grupo de seis barcos de guerra liderados por el buque de asalto anfibio USS Nassau.
No obstante, los analistas de la prensa israelí consideran poco probable una incursión terrestre a gran escala por parte de las fuerzas de Tel Aviv salvo que se produzca un abandono masivo del «país de los cedros» por parte de las fuerzas internacionales.
Mientras la economía se deteriora en Libano, crece el enfrentamiento entre Hezbolá y la oposición liderada por Hezbolá, y los temores de un nuevo conflicto aumentan, sobretodo tras el asesinato de Mughniyeh y las amenazas del Hezbolá y de Irán con una «guerra abierta» contra el principal sospechoso: Israel.
Timur Goksel, ex portavoz y negociador de la Fuerza de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL), señaló a la agencia IPS que «Hezbolá y Siria se necesitan entre sí y son aliados. Y, por supuesto, Irán tiene mucha influencia. Pero cuando se trata de tomar decisiones operativas, Hezbolá no recibe instrucciones de nadie».
Goksel cree que la próxima guerra entre Israel y Hezbolá será diferente. «Será mucho más violenta y destructiva», alertó.
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