26 Años de la Guerra de las Malvinas

Hoy se cumplen 26 años desde que estalló la guerra de las Malvinas, Falkland para los británicos.

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Desembarco de tropas británicas en la bahía de San Carlos, en junio de 1982. El conflicto comenzó el 2 de abril de ese año, cuando la junta militar argentina, encabezada por Leopoldo Fortunato Galtieri, envió 14 mil efectivos para ”recuperar” las islas; la guerra duró 74 días y dejó más de mil muertos. El gobierno de Néstor Kirchner dijo que Gran Bretaña se niega a cumplir el mandato de la Organización de las Naciones Unidas sobre descolonización, que obligaría a ingleses a dejar ese territorio, ocupado desde 1833 FOTO Reuters.
Buenos Aires 1º de abril. En la víspera del 25 aniversario del inicio de la guerra de Las Malvinas en 1982 y en un contexto de renovadas tensiones, el canciller argentino, Jorge Taiana, dijo que Gran Bretaña “se niega reiteradamente a cumplir los mandatos” de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que obligarían a terminar con el colonialismo inglés en ese territorio argentino ocupado desde 1833.“Lo que Argentina pide es que se cumpla con un mandato de la comunidad internacional. Hay un país que pide el diálogo y otro que se niega”, sostuvo el canciller a horas de que comience aquí una serie de homenajes a nivel nacional, y cuando cientos de soldados ex combatientes de las Malvinas elevaron denuncias por los maltratos recibidos por los oficiales argentinos, que dejaron varios muertos por hambre y torturas. Asimismo, estos veteranos reconocen a los pocos oficiales que se comportaron debidamente.

Ex combatientes de la provincia de Corrientes presentaron una denuncia, en la que queda en evidencia el horror vivido, cuando fueron llevados a la llamada “recuperación” de las islas, decidida el 2 de abril de 1982 por el entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri.

Esto derivó en el envío de la flota británica y en una guerra que duró 74 días, sin que se declarara nunca formalmente, y dejó unos mil muertos más de 600 argentinos y 353 británicos.

Fueron más de 14 mil las tropas movilizadas por Galtieri y la junta militar de la dictadura que se impuso el 24 de marzo de 1976. Precisamente eran los mismos oficiales de esa dictadura los que estaban al frente de los soldados, la mayoría de 18 años, sin preparación alguna para esa guerra. Los británicos mandaron 29 mil 700 hombres y la diferencia de armas fue terrible, a pesar de lo cual hubo una resistencia donde los combatientes argentinos propinaron varios golpes a la flota del Reino Unido.

Todo indica que, como dijo también el canciller Taiana, la ocupación de Malvinas ordenada por Galtieri intentó dar aire a la dictadura que estaba en sus finales, y además esto se montó sobre un sentimiento básico de los argentinos que desde hace años luchan diplomáticamente -aunque hubo dos intentos anteriores de algunos grupos pequeños de patriotas que intentaron tomarse la islas- sin ninguna posibilidad de que Gran Bretaña escuche estos reclamos.

El canciller Taiana desmintió asimismo que el gobierno británico “ofreciera realizar un acto conjunto. Nunca invitaron formalmente a nada. Simplemente, ellos sondearon la posibilidad de realizar alguna actividad conjunta. Lo que piensan hacer ellos no es, como él (el primer ministro Tony Blair) dice, una conmemoración, sino un desfile militar de la victoria, un típico gesto de soberbia”.

Recordó que Blair “acaba de decir que él hubiera hecho lo mismo que Margaret Thatcher”, quien envió a la flota británica a recuperar las islas argentinas. También sostuvo que no era cierto que hayan invitado a los familiares de los militares argentinos caídos a las islas. “Los familiares desde siempre quisieron (y no han podido hasta ahora) inaugurar el monumento. Nos pidieron que viabilizáramos diplomáticamente con los británicos esa inauguración. Los británicos hacen siempre lo mismo: al mismo tiempo que se niegan al pedido central de la comunidad internacional, tratan de demostrar que está todo bien. ¡Está todo bien siempre que nosotros no mencionemos ni levantemos el reclamo de soberanía!”, dijo en entrevista con Página 12.

En estos días Argentina dio por terminado un acuerdo sobre hidrocarburos firmado con Gran Bretaña a mediados de los 90, Taiana también subrayó que mañana se recordará además el 174 aniversario de la “usurpación de las islas” por parte de Gran Bretaña.

El gobierno argentino continúa invocando las resoluciones del Comité de Descolonización de la ONU, que nunca han sido consideradas por el Reino Unido. Pero por estas horas y claramente alentados por el libro y la película Iluminados por el fuego, en la que el ex soldado Edgardo Esteban, entonces de 18 años y que ya era periodista, relató el doloroso drama vivido, varios ex combatientes decidieron denunciar estos hechos ante la justicia. De acuerdo con Esteban y sus ex compañeros, se les dejaba días sin comer, sin ropa, eran golpeados, tendidos sobre el frío y la nieve. Varios soldados murieron de hambre, como se está probando ahora y otros por los tormentos aplicados.

“Eran los mismos hombres de la dictadura acostumbrados a matar, salvo algunas excepciones”, dijo Esteban. Pero también denuncian sobre la rendición a los ingleses en junio de ese año y el regreso sin gloria, a un país donde nadie los esperaba, aunque ellos fueron héroes verdaderos, “porque a pesar de todo lo que estaban sufriendo combatieron realmente con la idea de que estaban luchando por su patria”.

Este fue el sentido del libro de Esteban, poner en pantalla una denuncia que “me asfixiaba, me quemaba”, dijo a La Jornada en estas horas.

Desde varios lugares del país, como surgiendo del olvido y el silencio comenzaron a llegar las denuncias de los ex combatientes, organizados en varios centros para que nadie olvide.

Ellos pusieron ante la sociedad una verdad, que dice Esteban, “muchos prefirieron ignorar”. Los ex combatientes fueron dejados abandonados porque intentaron atribuirles la responsabilidad que le cabía a la dictadura por esa aventura, por la que “pagamos muy caro”, señala el soldado Saúl Morguensteren.

“A pesar de no tener buena preparación, estábamos convencidos de que íbamos a defender a la patria. Pagamos muy caro, pero estamos orgullosos de lo que hicimos”, dice Morguesnteren desde Corrientes, donde el gobierno decidió apoyar las denuncias que los veteranos entregaron al gobierno del presidente argentino, Néstor Kirchner, el pasado 29 de marzo.

Según estos y los informes de investigaciones posteriores no había ni equipo, ni ropa, ni material adecuado y los soldados que estaban entonces en el servicio militar obligatorio fueron llevados sin preparación previa y a veces provenían de provincias con climas muy cálidos. Mucho esperaron para que se conociera la verdad, ya que al regresar fueron llevados a Campo de Mayo y allí se les instruyó a no hablar sobre lo sucedido. En esos momentos ya nadie dudaba de los métodos de terror de la dictadura y el silencio y el dolor de esa doble derrota, así como la indiferencia de la sociedad que había festejado el 2 de abril en las calles, por un viejo sentimiento de soberanía, pero que se “borró” y no protegió a los muchachos en ese regreso temible, y también llevó al suicidio a centenares de ex combatientes.

“Hoy parece que ha llegado la hora de la verdad. Para muchos será tarde, pero para los que hoy pueden hablar la vida comenzará de nuevo” dijo Esteban con la voz quebrada.

Familiares de los caídos podrán ir al enclave: GB

Afp

Gran Bretaña “sigue lamentando” las muertes causadas por la guerra de las Malvinas hace 25 años, declaró ayer la canciller Margaret Beckett al anunciar un acuerdo en virtud del cual los familiares de los argentinos muertos podrán participar en un acto conmemorativo.

“Las pérdidas de vidas humanas resultantes en ambos bandos siempre nos seguirán apenando”, afirmó la secretaria del Exterior en un comunicado publicado en la víspera del 25 aniversario de la invasión de las islas por las fuerzas armadas argentinas.

“Con el acuerdo del gobierno de las Malvinas, hemos ofrecido ahora a los miembros de las familias de los militares argentinos caídos en 1982 la oportunidad de viajar a las islas hacia finales de 2007 para llevar a cabo una conmemoración privada en el cementerio argentino de Darwin”, precisó Beckett.

Tras la guerra de las Malvinas, Londres y Buenos Aires retomaron sus relaciones diplomáticas en 1990; Argentina sigue reivindicando la soberanía sobre el territorio ocupado por Gran Bretaña en 1833.

Los 26 años transcurridos desde aquel 2 de abril de 1982 no han sido suficientes para hacer un balance compartido por la mayoría de los argentinos sobre la guerra de Malvinas. Más todavía: no hay un consenso para examinar, a la distancia, las posiciones y las actitudes del progresismo frente al acontecimiento. Guerra absurda, guerra inútil. Aventura criminal. Todos, calificativos posibles.

Con su aguda ironía, no siempre feliz en los temas políticos, decía Jorge Luis Borges pocos meses después de la capitulación de las tropas argentinas que “la de Malvinas fue una guerra entre dos calvos que se disputaban un peine”. Y agregaba: “los militares argentinos que gobiernan actualmente son ignorantes e incompetentes, y mucho más peligrosos para sus compatriotas que para el enemigo”.

Sin disputa, Malvinas fue un crimen, como toda guerra, y una aventura criminal, según quedó demostrado en todos los procesos abiertos posteriormente.

Las consecuencias de Malvinas fueron numerosas y tuvieron réplicas como las de un terremoto durante los últimos 26 años.

La primera fue el rápido desmoronamiento de la dictadura genocida y una apresurado retorno a la vigencia de la Constitución con las elecciones que consagraron a Raúl Alfonsín –contra todo pronóstico– en las elecciones de 1983.

Las Fuerzas Armadas, responsables primeras pero no únicas de la guerra absurda y criminal, comenzaron un acelerado proceso de desgaste, divisiones internas y búsquedas de chivos expiatorios, limitadas a defender con ahínco el secreto (el pacto mafioso) de las acciones aberrantes y de las desapariciones de miles de personas.

En realidad, en los años noventa culmina un ciclo de la historia del Ejército, y por arrastre, de la de sus colegas de la Marina y la Fuerza Aérea. El Ejército argentino moderno nació en dos guerras infames: la de la Triple Alianza, que descuartizó el Paraguay –último sobreviviente del antiguo Virreinato de la Plata, que había buscado un camino independiente de los imperios– y la de la mal llamada “conquista del Desierto”, que no fue otra cosa que la extinción sistemáticamente planificada de los pueblos originarios. En los dos casos se buscaba la extensión territorial, a fin de repartir las tierras entre los dueños del poder. Este fue el Ejército real, y no aquel de las leyendas escolares, que habría nacido del pueblo en la verdadera gesta de lucha contra las invasiones Inglesas, y luego, en las guerras por la Independencia. Ése, el de la epopeya, murió en los años 20, cuando se dejó a San Martín abandonado en Guayaquil, renunciando a la Patria Grande, mientras el resto se exterminaba en las guerras civiles.

El Ejército moderno, que tuvo su bautismo de fuego en el exterminio de paraguayos e indios, se forjó en la represión de los primeros de Mayo a comienzos del siglo pasado, en la Semana Trágica; en la Patagonia Rebelde –fusilando a los peones laneros—; en la matanza de los quebrachales, para proteger los intereses de la Forestal; en los golpes de Estado, los fusilamientos de anarquistas, de obreros, en los bombardeos aéreos a los civiles en Plaza de Mayo, en Trelew, en la Triple A. Y como broche de esa sangrienta trayectoria, en la masacre sistemática, planificada hasta en sus mínimos detalles, que comenzó en la madrugada del 24 de marzo de 1976. Allí transformaron a la Nación en su propio botín de guerra. Secuestrar, torturar, violar, robar los bebés a sus madres en cautiverio, para después asesinarlas. Finalmente, el fango de las peleas internas (cara blancas y caras pintadas) en diciembre de 1990, y su adicción incurable al contrabando de armas y otros ilícitos menores a lo largo de un cuarto de siglo. Todo fue posible. Pero también hay que decir que fue posible porque esas Fuerzas tenían mandantes. Autonomizadas por momentos, siempre respondieron cuando la dominación del poder hegemónico se veía amenazada.

Malvinas fue una aventura, pero no una improvisación.

Entre 1977 y 1982, la Argentina compró armas por unos 2.000 millones de dólares. Aviones Dagger (versión israelí del Mirage 5), tanques Kurassier, 6 fragatas misilísticas a Alemania. Helicópteros. Aviones franceses y misiles de Estados Unidos. En 1982, los bombarderos Super Etendard a Francia. Y durante la misma guerra de Malvinas –cuando estaba vigente el bloqueo a la venta de armas dispuesto por los aliados de Gran Bretaña– se gastaron centenares de millones de dólares en la compra de armas a Israel, mediante una operación de triangulación con el Banco Ambrosiano (del cadenal Marzincus) como intermediario.

“No había mejor opción que el uso de la Fuerza para llevar a la Gran Bretaña a la mesa de negociaciones”, aseguró el ex comandante de la Armada y ex Almirante Jorge Isaac Anaya, ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que juzgó a los jefes de Malvinas. Y agregó: “En el año 1978 el almirante Massera propuso a los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea la ocupación de Malvinas. Tenía conocimiento de que el Comando de Operaciones Navales tenía planes secretos sobre cómo había que hacer para ocuparlas”. En la estrategia misma de superviviencia de la dictadura estaba, desde el inicio, algún conflicto territorial. Estuvieron a punto de llegar al enfrentamiento bélico con Chile, que hubiese significado pérdidas materiales en vidas humanas muy superiores a las de la guerra de Malvinas.

No se trataba, pues, de la ocurrencia de un general borracho, a quien en un delirio alchólico viniera la idea de ocupar las Islas. A Churchill le gustaba tanto el whisky como a Fortunato Galtieri, y ésa no fue la causa de la segunda Guerra Mundial, como no lo fue la “locura” de Hitler.

El sociólogo e historiador Vicente Palermo acaba de publicar el libro Sal en las heridas (Sudamericana, Buenos Aires, 2007), en donde desarrolla una interesante y necesaria polémica sobre Las Malvinas. No es un mero ensayo académico sobre la guerra, sino una verdadera provocación, en el mejor sentido del término: busca el significado de Malvinas en relación con la cultura de los argentinos. (Una entrevista a Palermo realizada por Mario Wainfeld reproducimos en esta misma entrega.)

Palermo no solamente echa sal en las partes de la herida de Malvinas aún abiertas, sino que reabre cicatrices ya cauterizadas para aumentar el escociente efecto de su sal. Compartiendo buena parte de su eficaz empeño desmitificador, me permitiré apuntar aquí algunas discrepancias.

Diría que Palermo subestima el paro y la movilización del 30 de marzo de 1982. Ciertamente, como él señala, eran unos pocos miles. Pero el carácter simbólico de ser el primer paro general de una central obrera apenas reconstituída tras la mayor masacre y derrota de la historia de los trabajadores argentinos –la de 1976—, no puede ser ignorado. Se manifestó en varias provincias, y hubo dos muertos. En la Capital, la columna que marchó con la bandera de Paz, Pan y Trabajo fue reprimida en una notable operación de la policía Federal, con empleo de gases de última generación. Los mismos, para quienes puedan haber olfateado sus efectos, que se tiraron la noche del 19 de diciembre, cuando comenzó la implosión del gobierno de Fernando de la Rúa.

La consigna de Paz, ese 30 de marzo, no fue casual: estaba en el ambiente que se preparaba una operación, la que se concretó el 2 de abril. Ya en febrero, un columnista de La Prensa, muy enterado de los entretelones de las operaciones de “inteligencia”, lo adelantó sin eufemismos.

Resistencias a la guerra

Palermo considera también irrelevante el rechazo a la guerra, en esos días, por una minoría de la sociedad argentina. Pero esa resistencia existió, silenciosa y silenciada, y produjo trabajos, documentos, testimonios importantes a la hora de un balance histórico.

A fines de abril comenzó a circular un pequeño folleto, ¿La verdad o la mística nacional?, firmado por el Círculo Espacio Independiente. Finaliza así: “analice esta declaración, critíquela, hágala circular, reprodúzcala por cualquier medio. En algún lugar de nuestro país tal vez nos encontremos”.

El trabajo, que había sido escrito por Carlos Alberto Brocato, poeta, intelectual de larga trayectoria en la lucha sindical y política, fue reproducido por el semanario judío Nueva Presencia. En ese número del semanario se expresaban muchas de las ideas del progresismo de la época sobre el conflicto. El editorial, firmado con las iniciales del director, HS, propone “Ganar la guerra y retornar a la democracia”. En sus páginas interiores, Raúl Alfonsín: “antes que nada hay que poner de manifiesto el resultado de una acción que se inscribe en la vieja aspiración de los argentinos. Las Fuerzas Armadas han producido un episodio que contó con el aval del pueblo. Se trata, en esencia, de un hecho que puede significar un arranque para terminar definitivamente con la decadencia” (Nueva Presencia, Nº 258)

Página seguida, el trabajo del Círculo Independiente (Brocato) denuncia que la mistificación de la “causa” Malvinas se montó sobre tres falacias. La falacia de una soberanía nacional, que escondía la evidencia de que el pueblo había sido despojado del ejercicio soberano del poder. Se llamaba soberanía a una cuestión territorial. Aquellos que no se inmutaban ante el remate del verdadero patrimonio nacional, y que habían llegado al poder matando y sometiendo a todo aquel que se les oponía, se constituían en los intérpretes y representantes de la soberanía. Una segunda falacia se montaba en relación al colonialismo. Aquí encontraba un argumento la izquierda malvinera. Se trata de la dictadura de un país oprimido que enfrenta a un imperio colonial, ergo una guerra justa; hay que aliarse a los hasta ayer genocidas torturadores. Aquí no se establece diferencia alguna, indica el documento, entre una usurpación de la soberanía nacional al estilo de la praticada por Francia en Argelia, por Bélgica en el Congo, por Inglaterra en la India, con una dominación como la de Gran Bretaña en el peñón de Gibraltar o la de los Estados Unidos en Guantánamo. Esto último es Malvinas.

Y la tercera falacia es “que se nos acabó la paciencia”. Que ya se habían agotado los tiempos de la negociación. “Hace ciento cuarenta años que los ingleses no quieren entregarnos las islas; hace sólo catorce años que le vienen dando largas a la resolución de las Naciones Unidas. ¿Por qué el 2 de abril de 1982 se ‘agotó la paciencia argentina’? Es una patraña. Una patraña en la que, a conciencia, entra toda la dirigencia política argentina”

A partir de la difusión de esta declaración se organizan una serie de reuniones donde participan activistas que comenzaban a organizar centros estudiantiles –particularmente de Ciencias Económicas y Ciencias Exactas–, junto a viejos militantes sindicales y políticos de izquierda (como José Lungarzo, Oscar “Miguel” Posse, Ignacio Moiragui, entre muchos otros), Madres de Plaza de Mayo, movimientos vecinales. Una actividad que confluye con el pronunciamiento pacifista de sectores cristianos, como el Servicio de Paz y Justicia, y los obispos Novack, de Quilmes, y Jaime de Nevares, de Neuquén, que van organizando reuniones en la línea de denunciar el engaño y la manipulación. Una pequeña pero efectiva red de esclarecimiento y debate.

En paralelo, el 7 de mayo de 1982, se publica en Le Monde una declaración que firman Julio Cortázar, Osvaldo Bayer, Osvaldo Soriano, entre los más conocidos de cientos de exiliados políticos argentinos residentes en París, Madrid y México, pronunciándose en términos similares a los de la resistencia interior.

Dos trabajos, entre muchos, publicados al calor de los acontecimientos dan cuenta de estas posiciones entre los exiliados argentinos. En Cuadernos Políticos, de México, Adolfo Gilly publica “La guerra del capital”, un ensayo en donde se señala la confluencia de dos crisis, la de los militares y la de Thatcher, como desencadenante de la guerra de Malvinas:

“En términos precisos lo dijo, desde el lado de la minoría británica que se opuso a la guerra colonial, el historiador Edward Thompson:

‘La guerra de las Falkland no es sobre los habitantes de las islas. Es sobre `no perder la cara´. Es sobre la política interna. Es sobre lo que sucede cuando uno le tuerce la cola a un león… es un momento de atavismo imperial, mezclado con las nostalgias de quienes hoy llegan al final de su edad madura’.

Como era fácilmente previsible para cualquiera menos inepto e ignorante que los militares que gobiernan Buenos Aires, Thatcher no iba a dejar pasar esta oportunidad de hacer una guerra, posiblemente costosa pero seguramente ganada desde un comienzo, para unificar en su apoyo a la opinión pública británica y subordinar a su política imperial a la oposición laborista, jamás reacia a apoyar tales empresas”. (Gilly)

Tony Blair acaba de decir que él hubiese actuado igual que la dama de hierro. ¡Luego de la invasión a Irak, qué duda cabe!

En los documentos, ahora desclasificados, encontramos la prueba de esos análisis.

Apenas unas horas antes del desembarco de las tropas argentinas en Malvinas, se registra la siguiente comunicación telefónica, entre el presidente norteamericano Ronald Reagan y Galtieri:

Reagan … “estimo imprescindible continuar con las negociaciones y buscar una alternativa al uso de la fuerza. Créame, señor presidente, que tengo buenas razones para afirmar que Gran Bretaña respondería con la fuerza a una acción militar argentina”.

Galtieri se niega a aceptar las indicaciones del jefe de occidente.

Alejandro Dabat y Luis Lorenzano escriben “Conflicto malvinense y crisis nacional” (Libros de Teoría y Política, México, 1982), en donde realizan una exhaustivo análisis y una documentada investigación sobre la crisis de la dictadura y de la sociedad argentina que desembocó en Malvinas.

Quedaron en desamparo, como bien lo señala Palermo, los ex combatientes. No pudieron entender la parte que les tocó en esta trágica opereta.

El capitán de infantería y paracaidista Carlos Arroyo describió al tribunal de las FFAA que juzgó los hechos las marchas y contramarchas del alto mando:

“Las raciones frías llegaban no a todas las posiciones. Pero inconsumibles porque los alimentos se congelaban a temperaturas de 10 y 12 grados bajo cero y no contaban con calentadores para descongelarlas. Inservibles. Falta de alimentación y de ropas adecuadas al frío. La movilidad del enemigo superó todo lo esperado.

El 50 por ciento de los soldados a su mando (150) o eran conscriptos con solo dos meses de instrucción o reincorporados de la clase anterior que habían hecho la colimba como cocineros, mozos, talabarteros, peluqueros, etc.” (Página 12)

A la hora de hacer su balance, el ex comandante del Ejército en tiempos de Carlos Menem, el teniente general Martín Balsa, admitió que “fuimos a un conflicto para el que no estábamos preparados…Se planificó sobre dos supuestos: que Gran Bretaña no iba a reaccionar y que Estados Unidos permanecería neutral. Ninguno de lo dos supuestos se dio”.

A 25 años de la guerra, las Fuerzas Armadas no han dado todavía a conocer oficialmente el informe de la comisión por ellos mismos designada, presidida por el teniente general retirado Benjamín Rattembach, para estudiar por qué perdieron la guerra. Sí se sabe que la comisión Rattembach pidió la pena de muerte para todos los jefes militares que dirigieron la guerra de las Malvinas.

Malvinas, la herida que no cierra

“Los hombres luchan y pierden la batalla; aquello por lo que pelearon se consigue, a pesar de la derrota, y entonces resulta no ser lo que ellos tenían intención de lograr, de modo que otros hombres tienen que luchar para obtener lo mismo que aquellos deseaban, aunque ahora lo llamen de otro nombre.” (William Morris.)

“Sólo le pido a Dios, que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.” (León Gieco)

Recuerdo todavía la justeza del viejo León Rozitchner cuando señalaba, en una entrevista realizada un año atrás, que “de Malvinas no se ocupa nadie, ni la izquierda ni la derecha”. Con su ya clásica marca registrada de valentía intelectual, León ponía el dedo en la llaga: el tema de Malvinas no es precisamente un cómodo salón de recreo para quienes se ocupan de desmenuzar críticamente la realidad nacional, al punto de que aún hoy parece preferible dejarlo en el cajón del olvido. Sin embargo, a diario los cuerpos –vivos y muertos- de nuestros soldados combatientes salen a flote, y nos impiden, para bien, la tarea de olvidar livianamente lo pasado.

Hagamos, pues, un poco de memoria. En 1982, como se sabe, la Junta Militar que gobernaba el país con mano de hierro atravesaba su crisis más profunda, resultado de un conjunto de procesos que se remontaban a decisiones políticas iniciadas en el año 1978. Para entonces, según la evaluación de los militares argentinos, la etapa de la “guerra contra la subversión”, puro eufemismo para el exterminio y la desaparición de toda expresión y forma de militancia opositora, había terminado con la victoria de las Fuerzas Armadas, y debía dejar paso a una nueva, centrada en el diseño del orden político futuro, que incluyera una mirada favorable de la sociedad respecto de lo actuado por los militares durante los años de la represión ilegal[1].

Pero los primeros ensayos en ese sentido fallaron de plano. El intento de blanquear la política represiva a partir de la visita, en 1979, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), desencadenó una fuerte crisis política. El informe final de dicha entidad no sólo resultó fuertemente crítico de la represión clandestina, sino que abrió paso, en lugar de cerrarlo, al cuestionamiento generalizado del gobierno por parte de las organizaciones de derechos humanos. Un año después, en 1979, los militares argentinos iniciaron el llamado “Diálogo Político”[2], por el cual aspiraban a acordar con los partidos políticos el retorno a una democracia tutelada que les reconociera sus prerrogativas institucionales. Incluso, varios de los referentes máximos de las Juntas, en especial el Almirante Massera, aludían a la posible victoria de una fuerza política que garantizara la continuidad de su gestión.

Sin embargo, estaba llegando la hora del repliegue. La crisis económica de 1980, expresada en la oleada de quiebras bancarias, el cierre de fábricas y el acelerado aumento del desempleo, coincidió con el avance de las organizaciones de derechos humanos, legitimado a su vez por la consagración de Adolfo Pérez Esquivel como Premio Nóbel de la Paz. En 1981, el creciente ciclo de protesta que derivó en violentas manifestaciones callejeras contrarias al gobierno militar (como la movilización de la CGT – Brasil) se sumó a la novedosa experiencia opositora del “Teatro Abierto”. El principio de autoridad de los militares, aspecto clave de una dictadura con aspiraciones totalitarias, estaba ya en bancarrota, y sus posibilidades de imponer condiciones al resto de los actores políticos eran nulas. Ello derivó y se reflejó en la creciente conflictividad entre las diferentes armas, fuerzas y facciones, expresada en los golpes palaciegos que encumbraron, primero a Viola, y luego a Galtieri, desgastando la imagen de unidad del bloque militar de cara a la transición política abierta.

Aquí es donde ingresa la cuestión de la guerra como tal. Aún hoy, para un buen porcentaje de los analistas y la mayor parte de la población, las razones de la guerra se explican por completo a partir de las dificultades de la dictadura en el plano interno. La invasión a las islas habría sido, desde el primer momento, un recurso político deliberado para mejorar las perspectivas del gobierno militar y asegurar su perdurabilidad, sorteando la crisis política desatada por la creciente movilización social y la interna militar[3].

Sin embargo, y sin negar la fuerza simbólica y política de la guerra (me referiré a ello más adelante), los análisis históricos muestran que las razones de los militares para iniciar el conflicto bélico fueron más complejas. Entre otras consideraciones, pesaron las de tipo geopolítico, tales como la revisión del Tratado Antártico y la resolución previsiblemente desfavorable que se esperaba del segundo fallo papal sobre el Canal de Beagle. En consecuencia, a fin de evitar la potencial pérdida de presencia en el Atlántico Sur y una eventual colaboración logística y militar entre Chile y Gran Bretaña, era esencial en 1982 para el gobierno argentino alcanzar algún tipo de acuerdo con Londres sobre las Malvinas. En enero, la Junta decidió una política que comprendía al mismo tiempo la reactivación de las negociaciones y la previsión del uso de la fuerza militar en caso de fracasar las primeras. Inicialmente, la operación militar prevista debía ser incruenta e incluía la ocupación y el retiro inmediato de las islas. Se buscaba así evitar una reacción militar británica y forzar una negociación. Sin embargo, la dinámica de los acontecimientos, y en especial la exaltación popular una vez recuperadas las islas, incentivaron a los militares argentinos a persistir en la empresa, con el final conocido[4].

¿Qué fue lo que sucedió? ¿Tan pronto había olvidado la sociedad sus demandas democráticas? Indudablemente, el asunto es bastante más complejo. Pues, al ordenar a las tropas que permanecieran en las islas, los comandantes de las Juntas jugaron una carta poderosa, pero efímera. La guerra contra el histórico adversario de nuestra soberanía, denunciado durante décadas por el nacionalismo popular y el revisionismo histórico, despertó naturales sentimientos de simpatía en muchos sectores de la sociedad, y se manifestó en un ciertamente indiscutible apoyo al gobierno, al menos en ese tema. Pero ese apoyo no estaba destinado a durar, pues la guerra no podía ser eterna: la misma decisión de permanecer en las islas condenaba la entera empresa.

Por otra parte, no puede deducirse de lo anterior que hubiera una genuina afinidad popular con la cruzada fascista de aquellos años. En primer lugar, como ya lamentaban los generales argentinos, muchos compatriotas, víctimas o no del terrorismo de Estado, continuaron luchando contra la dictadura, aún a costa de ser tildados de “traidores”, aún a costa de sus propios sentimientos, seguramente enfrentados[5].

Y es que, en segundo lugar, no era fácil resistirse. Sencillamente, se trataba del impacto psicológico de la guerra, una guerra de verdad, y de sus consecuencias más evidentes, la primera de las cuales estriba en la “unión sagrada” de quienes sienten sus diferencias menos significativas que la integridad de la Nación. Nadie puede ser acusado por una reacción de ese tipo, pues nada diferente sucedió en las civilizadas naciones europeas, bien en agosto de 1914, bien en septiembre de 1939, o en los Estados Unidos hoy en día ¿O acaso ello no se aplica a la propia Inglaterra de Tatcher, aquejada, al momento de la guerra, por múltiples conflictos sociales, huelgas de trabajadores, etc., resultado del violento desguace del Estado de bienestar? De eso trata la guerra en una nación democrática: es casi imposible no sentirse parte de ella. Cuando el conflicto bélico concluyó, la dictadura argentina debió ceder todo el terreno ganado, y se batió en un desbande que, eventualmente, desembocaría en el triunfo del radicalismo, entonces embanderado bajo la insignia de los derechos humanos, y en el histórico Juicio a las Juntas Militares, de 1985. El gobierno de Margaret Tatcher, en cambio, continuó con su obra de reconversión de la economía y la sociedad británicas. Éste no es el precio del esclarecimiento y la concientización: es, meramente, el valor político de la victoria militar.

En definitiva, para quienes nacimos en torno a esos años de represión y exterminio, toda referencia a las Malvinas presentaba complicaciones insalvables. En primer lugar, la recuperación de las islas había quedado identificada ya de modo ineludible con la vía armada, la cual había decantado en derrota, y ésta a su vez se asociaba a los días finales de nuestra última dictadura, con sus tenebrosos intentos de perdurar en el tiempo, más allá de sus crímenes y vejaciones. Las imágenes de las plazas colmadas de fervor en torno del color uniformado, que pululaba y arengaba desde los balcones de la Casa de Gobierno, dolían en el alma. Es tal vez por ello que la tarea de recuperar la causa misma de la recuperación de las islas fue tan difícil para los sucesivos gobiernos democráticos. No sólo mediaba una guerra perdida: quedaba también la sospecha de que, en ese escenario, había sido lo mejor perderla[6].

El correlato inevitable, aún si de orden criminal, residía en el entierro confuso de los vivos y de los muertos, de los recuerdos dolorosos y de quienes, dolidos, los recordaban. Los veteranos, que habían sufrido ya la humillación de la derrota, las privaciones propias de la experiencia, los traumas de la guerra, fueron por años tratados como fantasmas, verdaderos parias con los que poco quedaba por hacer, sombras de un pasado ominoso que era imperativo ocultar bien, para que nadie los viera.

Veinticinco años después, abruma aún la tarea de devolverle la dignidad robada al combatiente, que según las reglas mismas de la moderna guerra civilizada no es responsable del enfrentamiento en que combate, sino sólo de la tierra que defiende con su vida. Sólo en ese contexto ha sido posible devolverle algún sentido a la lucha por la recuperación de las Islas Malvinas. En esa tarea, los gobiernos de la democracia, y especialmente el actual, han redescubierto la sana vergüenza, al retomar la tarea de la recuperación pacífica que por años había quedado detenida, a la espera de quien tuviera el valor de recoger su bandera sin pedir perdón al agresor ocupante, pero inclinando públicamente el rostro ante nuestros veteranos olvidados.

Recuperar las Malvinas no es una deuda con los Padres Fundadores, derivada de una supuestamente esencial unidad territorial de la nación. Es, en cambio, una acreencia que como sociedad mantenemos con los veteranos de guerra y con sus camaradas, en especial con los más de 600 argentinos que perdieron la vida en las gélidas aguas del Atlántico Sur. Más importante aún: en la medida en que repara una herida abierta por los militares genocidas, es también una deuda que tenemos con los hermanos mayores de los veteranos y caídos en la guerra de Malvinas. Por supuesto, me refiero a los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos.

[1] Véase Acuña, Carlos; Smulovitz, Catalina: “Ajustando las Fuerzas Armadas a la democracia: Las FF. AA. Como actor político en la experiencia del Cono Sur”, en Ágora, número 5, invierno de 1996.

[2] Véase Acuña, Carlos: “El Diálogo del Gobierno”, en Revista del Centro de Investigación y Acción Social, Buenos Aires, Nº 295-296, agosto – septiembre de 1980; y también González Bombal, Inés: “El Diálogo Político: La transición que no fue”, Documento CEDES, Nº 61, 1991.

[3] Esta tesis fue defendida por Ernesto López: El último levantamiento, Buenos Aires, Legasa, 1988.

[4] Véase Freedman, L.; Gamba Stonehouse: Señales de guerra. El conflicto de las Islas Malvinas de 1982, Buenos Aires, Javier Vergara, 1992.

[5] Ya en aquel momento, León Rozitchner, desde su exilio mexicano, planteaba los términos de la ecuación con una claridad meridiana: “El dilema es de hierro: nos dan a elegir entre Galtieri o Reagan – Tatcher. Lo mismo hace la Junta en el interior del país. Ellos dicen: `No elegimos a Galtieri, elegimos sólo estar al lado de los “justos intereses populares” ¿Pero quién dijo que las Malvinas son en este momento un `justo interés popular`? ¿Quién dijo que el enemigo principal son en este momento los Estados Unidos e Inglaterra, y no las fuerzas militares argentinas de ocupación que tratan de invertir la jerarquización a su favor? ¿Y quién dijo que ese interés lo es, precisamente en momentos en los cuales la soberanía efectiva del país fue arrasada por los mismos militares que la defienden simbólicamente en el enfrentamiento con Inglaterra? Como si los “justos intereses populares” pudieran ser reivindicados puntualmente, sin inscribirlos en una jerarquía histórica que en cada momento –como elemental regla general- da sentido a toda reivindicación […] La derrota argentina estaba presente desde el comienzo […] Y era esa lógica inscripta en uno mismo la que se manifestaba como deseo: no deben ganar. Y porque con ese punto de partida que estaba en el origen, la implantación del terror impune, la destrucción de la efectiva soberanía nacional, la carencia de una política de fraternidad con las naciones oprimidas y liberadas de ese imperialismo que –consecuencia inesperada- se salía a combatir, con todo eso, en términos estrictos de estrategia militar, la victoria era imposible de alcanzar ¿No era entonces más alocado desear que ganaran, cuando ese deseo no correspondía a nada real?”. Véase Rozitchner, León: Las Malvinas. De la guerra sucia a la guerra limpia, Buenos Aires, CEAL, 1985.

[6] Véase el razonamiento de Rozitchner, en la nota anterior. La propia “Dama de Hierro”, Margaret Tatcher, ha insistido a lo largo de los años en el “favor” que su país hizo a la lucha por la democracia en la Argentina al elegir pelear esa guerra. Más recientemente, Tony Blair ha declarado que, a su juicio, se trató de “la decisión correcta”. Véase Página 12, 24/03/07, p. 7.

Recordemos Malvinas después de Malvinas

La evolución de la humanidad ha dado pruebas suficientes que demuestran que los seres humanos al igual que las Naciones vivimos en la permanente espera de una guerra, el peligro tal vez sea imaginario, pero el sentimiento de dicho peligro es real. De ahí que Thomas Hobbes haya establecido que los hombres se encuentran en un estado de guerra de todos contra todos, el cual subsiste en tanto que los hombres se pelean porque son objetos deseantes, se pelean por naturaleza, por lo que el peligro de una guerra con derramamiento de sangre siempre es una posibilidad que no debe descartarse. La existencia de un enemigo, ya sea potencial o no, es lo que lleva a los sujetos y/o Estados a preservarse.

Dicha preservación pone en evidencia la relación que se establece entre política y guerra al mismo tiempo que nos invita a comprender cómo se conforman las relaciones sociales de producción así como también de dominación. Tanto es así que las conquistas humanas, en términos de patrimonio territorial, instituciones, cultura, conocimiento y demás se llevaron a cabo mediante el empleo de las armas. Por otra parte, la dialéctica política/guerra como fundante del orden social establecido se debe también a que los Estados en los cuales vivimos, sus instituciones y leyes han sido producto de conflictos sangrientos. Así observamos, que de una manera u otra las diferentes teorías de la guerra coinciden en que el objeto esencial de la política es a la vez la guerra como dijo Maquiavelo y que la guerra es la continuación de la política como postularon Mao y Clausewitz.

Tal vez sea un poco fuerte realizar este tipo de afirmaciones pero empíricamente observamos que guerra y política, aunque por medios distintos tienen un mismo fin: la preservación del poder dado que la acción política se concentra en la guerra o en la preparación para la guerra.

Ahora bien, este dos de abril de 2005 se cumplen 23 años de Malvinas, 23 años que marcaron una etapa de nuestra historia signada por la violencia. Pero ¿qué pasa hoy con los sobrevivientes de la Guerra de Malvinas? Hoy cientos de veteranos de guerra reclaman un lugar, un reconocimiento. La guerra los desvastó y algunos de ellos (sobrevivientes) retornaron a su lugar de origen. No obstante, Malvinas vive y vibra en sus cuerpos porque ellos siguen estando allí porque para ellos el infierno de la guerra no acabó. Físicamente salieron del territorio pero sus mentes permanecen entre los bombardeos, la sangre y los muertos, el miedo y la valentía. Las imágenes se repiten y repitirán una y otra vez, ya que fueron ellos los que estuvieron en el lugar de los hechos represetando los intereses de todo un país, luchando por algo que nos pertenecía y que no tenía porque estar en jaque.

Sin embargo, lo que en su momento fue un acto heroico y reconocido, hoy forma parte del olvido, de un olvido que duele a cada minuto, ya que muchos de los que ayer hablaban y recordaban la Guerra de Malvinas y a sus luchadores, hoy solo se quedan con la guerra y el hombre pasa a un segundo plano o lo que es peor al olvido tan temido.

La Guerra de Malvinas es la prueba concreta de que las guerras solo dejan importantes saldos de muertos, daños psíquicos y morales en los sobrevivientes, daños materiales, miedo y un sin fin de interrogantes sobre los cuales debemos indagar. Pero para que podamos encontrar respuestas es necesario tener en cuenta una premisa básica y fundamental: Todos aquellos que no estuvimos en Malvinas podríamos haber estado o tenido algún ser querido allí.

En Malvinas nuestros valientes soldados perdieron todo. Es por eso que después de 23 años de la Guerra de Malvinas es obligación de todos y de cada uno de nosotros recordar, apoyar, ayudar y luchar para que no se repita Malvinas ni aquí ni en ningún otro lugar del mundo. Es necesario construir nuevos y mejores lazos de solidaridad para que gobernantes y gobernados sin distinción de clase aprendamos a mirar, aprendamos a ponernos tan solo unos minutos en el lugar de todos aquellos que perdieron sus vidas y que durante la guerra fueron despojados de su esencia más pura por defender y hacer honor a nuestra querida Nación Argentina.

Por lo tanto, cada dos de abril y cada día del resto de nuestras vidas, como lo hicimos allá lejos y hace tiempo, pensemos en Malvinas y sus combatientes después de Malvinas para tomar conciencia e internalizar que el poder solo nos pertenecerá cuando nos encuentre unidos.

Lic. Laura Inés Martín

-Socióloga

De la Wikipedia saco la siguiente información:

Fuerzas Argentinas en la Guerra de las Malvinas

Junta Militar del Argentina:

Operación Rosario 2. Abril Vicealmirante Juan Lombardo

Fuerza de Tareas 20 Capitán de Navío José Sarcona

  • Portaaviones ARA Veinticinco de Mayo (ex HMS Venerable)
  • Destructor ARA Comodoro Py (ex USS Perkins)
  • Destructor ARA Hipólito Bouchard (ex USS Borie)
  • Destructor ARA Piedrabuena (ex USS Collet)
  • Destructor ARA Seguí (ex USS Hank)
  • Buque tanque ARA Punta Médanos

Fuerza de Tareas Anfibia 40 Contraalmirante Jorge Allara

Grupo de Tareas 40.1 Contraalmirante de Infantería de Marina Carlos Busser

  • Batallón de Infantería de Marina 2do. c. 700 hombres en Puerto Stanley
  • 20 vehículos anfibios LVTP-7 Amtraks

Grupo de Tareas 40.2 Capitán de Navío Alejandro Estrada

  • Buque desembarco de tanques ARA Cabo San Antonio (ex USS LST 1171)
  • Rompehielos ARA Almirante Irizar
  • Transporte ARA Isla de los Estados

Grupo de Tareas 40.3 Capitán de Fragata Molina Pico

Grupo de Tareas 40.4 Capitán de Corbeta Alberto Bicain

Escuadrilla 2 Aeronaval de Helicópteros: 5 S-61D SeaKing

Ejército Argentino General de División Osvaldo García

    • Xma Brigada de Infantería Mecanizada con 25to Regimiento

Georgias del Sur. 3. Abril

Grupo de Tareas 60 Capitán de navío Carlos Trombeta

  • Rompehielos ARA Bahía Paraíso (B-1)
  • Transporte ARA Bahía Buen Suceso (B-4)
  • Corbeta ARA Guerrico (P-2) (Francia ’78) (dañada)
  • 100 hombres de Batallón de Infantería de Marina 2do
  • 1 Alouette III (dañado) y 1 Ejército Puma (perdido).

Teatro de Operaciones Malvinas

Base Aérea Militar en las Malvinas, 1982

Base Aérea Militar en las Malvinas, 1982

General de Brigada Mario Menéndez (Gobernador)
Ejército Argentino:

Puerto Stanley – General de Brigada Oscar Joffre – cerca 8.000 hombres.

  • Xma Brigada de Infantería Mecanizada con 3ro, 4to, 6to, 7mo y 25to Regimientos: cerca 5.000 hombres.
  • Grupo de Artillería con 3 cañones de 155mm y 30 cañones de 105mm.
  • Grupo de Artillería Antiaérea (GADA) 601 con cañones de 35mm, 30mm y 20mm , misiles Roland, Tigercat y Blowpipe.
  • Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada con 12 blindados Panhards con cañones de 90mm.
  • Batallón Ingenieros 9no.
  • Compañía de Policía Militar 181.

Islas Malvinas sin Puerto Stanley – General de Brigada Omar Parada :

Isla Soledad:

Pradera del Ganso (Goose Green) – cerca 1.000 hombres

  • IIIra Brigada de Infantería Mecanizada con 12mo Regimiento.
  • Batería antiaérea del GADA 601 con dos cañones de 35mm guiados por radar.
  • Batería “B” de Artillería con 3 cañones de 105mm.
  • Batería antiaérea de la FAA con 6 cañones de 20mm.

Isla Gran Malvina:

Puerto Howard – cerca 800 hombres

  • IIIra Brigada de Infantería Mecanizada con 5to Regimiento.
  • elementos del Ingenieros 9no batallón.

Bahía del Zorro – cerca 900 hombres

  • IIIra Brigada de Infantería Mecanizada con 8vo Regimiento.
  • elementos del Ingenieros 9no batallón.

Comando de Aviación del Ejército: Batallón 601 de helicópteros

  • 2 Chinook CH-47C, 1 perdido, 1 capturado.
  • 5 Puma SA.330L, todos perdidos.
  • 3 Agusta A-109A Hirundo, 1 perdido, 2 capturados.
  • 9 Iroquois UH-1H, todos capturados.

Armada Argentina ARA:

  • Transporte ARA Isla de los Estados, hundido.
  • Transporte ARA Bahía Buen Suceso, encallado y hundido.
  • Aviso ARA Alférez Sobral (ex USS Salish) , dañado.
  • Aviso ARA Comodoro Somellera
  • Transporte costero Forrest capturado a los Británicos el 2 de Abril, recuperado por éstos el 14 de Junio.
  • Transporte costero Monsunen capturado a los Británicos el 2 de Abril, recuperado por éstos el 29 de Mayo.
  • Goleta Penélope capturada por el ARA Bahía Buen Suceso el 7 de mayo en el muelle de Isla Águila, recuperada por los Británicos el 14 de Junio.

Infantería de Marina:

  • Batallón de Infantería de Marina 5to c. 800 hombres en Montes William y Tumbledown.

Comando de Aviación Naval Argentina COAN:

  • Escuadrilla 1 de Ataque: 6 Aermacchi MB.339 en Puerto Stanley, 2 perdidos, 3 capturados.
  • Escuadrilla 4 de Ataque: 4 Mentor T-34C en Isla Borbón, todos perdidos.

Fuerza Aérea Argentina FAA:

  • Westinghouse AN-TPS43 sistema de Radares Vigilancia en Puerto Stanley
  • Grupo 3 de Ataque: 24 IA-58 Pucará avión de ataque en Puerto Stanley, Goose Green y Isla Borbón, 13 perdidos, 11 capturados.
  • Grupo 7 de Aéreo de Helicópteros: 2 Bell 212 helicópteros, todos capturados.
  • Grupo 7 de Aéreo de Helicópteros: 2 Chinook CH-47C.

Gendarmería Nacional Argentina GNA:

  • Sección de Fuerzas Especiales, cuatro escuadrones.

Prefectura Naval Argentina PNA:

  • Lancha guardacostas GC-82 Islas Malvinas, capturada.
  • Lancha guardacostas GC-83 Río Iguazú, encallada y destruída.
  • 1 Puma SA.330L, capturado.
  • 2 Skyvan 3-M liviano transporte en Isla Borbón, todos perdidos.

Fuerza Aérea Sur

Base Aérea Militar en la Argentina Sur

Base Aérea Militar en la Argentina Sur

Brigadier Ernesto Crespo

Fuerza Aérea Argentina FAA:

  • Grupo 1 de Transporte Aéreo: 9 Hercules C-130 basados en Comodoro Rivadavia, 1 perdido.
  • Grupo 1 de Transporte Aéreo: 12 Fokker F-27 Friendship y 6 F-28 Fellowship, del El Palomar.
  • Grupo 1 de Transporte Aéreo: 1 Boeing 707 (utilizado en misiones de reconocimiento de largo alcance) basado en Comodoro Rivadavia, El Palomar y Ezeiza.
  • Grupo 2 de Bombardeo: 8 Canberra basados en Trelew, 2 perdidos.
  • Grupo 3 de Ataque: 11 IA-58 Pucará basados en Comodoro Rivadavia, 1 perdido.
  • Grupo 4 de Caza: 15 Skyhawk A-4C basados en San Julián, 9 perdidos.
  • Grupo 5 de Caza: 24 Skyhawk A-4B basados en Río Gallegos, 10 perdidos.
  • Grupo 6 de Caza: 20 IAI M-5 Dagger basados en Río Grande y San Julián, 11 perdidos.
  • Grupo 8 de Caza: 17 Mirage IIIEA basados en Comodoro Rivadavia y Río Callegos, 2 perdidos.
  • Grupo 9 de Transporte Aéreo: DHC-6 Twin Otter basados en Comodoro Rivadavia.
  • Grupo Aerofotográfico: Learjet basados en Comodoro Rivadavia y Río Gallegos, 1 perdido.

Comando de Aviación Naval COAN:

  • Escuadrilla 1 de Sostén Logístico Móvil: 3 L-188 Electra basados en Río Grande.
  • Escuadrilla 2 de Sostén Logístico Móvil: 3 F-28 Fellowship basados en Río Grande.
  • Escuadrilla 2 de Caza y Ataque: 5 Super Étendard basados en Río Grande.
  • Escuadrilla 3 de Caza y Ataque: 8 Skyhawk A-4Q del ARA Veinticinco de Mayo (V-2) basados posteriormente en Río Grande, 3 perdidos.
  • Escuadrilla de Exploración: 2 SP-2H Neptune basados en Bahía Blanca y Río Grande

Prefectura Naval Argentina:

  • Unidades de Búsqueda y Rescate CSAR: 2 aviones (Turbohélices)Short Skyvan, 2 Helicópteros Puma SA330. basados en Río Grande.

Avión civil:

Teatro de Operaciones del Atlántico Sur

Vicealmirante Juan Lombardo

Armada de la República Argentina ARA:

Grupo de Tareas 79.1 Contraalmirante Jorge Allara

Grupo de Tareas 79.3 Capitán de Navío Héctor Bonzo

  • Crucero ARA General Belgrano, hundido.
  • Destructor ARA Hipólito Bouchard
  • Destructor ARA Piedra Buena
  • Buque tanque ARA Punta Delgada

Grupo de Tareas 79.4 Capitán de Navío Juan Calmon

Fuerza de Submarinos:

Otros:

  • Rompehielos ARA Almirante Irizar
  • Buques espía: Pesqueros María Alejandra, Constanza y Capitán Canepa.
  • Buque espía: Pesquero Narwal, hundido.
  • Buques espías: Mercante Río de la Plata, pesqueros Usurbil y Mar Azul.

Comando de Aviación Naval COAN:

Naves civiles en la MEZ:

  • Buques mercantes de Argentina: Formosa, Río Carcarañá hundido, Mar del Norte y Yehuín capturado.

Muertos del bando argentino

  • Ejército Argentino:
    • 194 (16 oficiales, 35 suboficiales, 143 soldados conscriptos)
  • Armada de la República Argentina:
    • 375 (ARA General Belgrano 321, ARA Alférez Sobral 8, ARA Santa Fe 1, ARA Guerrico 1, ARA Isla de los Estados 5, Infantería de Marina 34, Base Islas Malvinas 1 y 4 pilotos del COAN)
  • Fuerza Aérea Argentina:
    • 55 (41 aviadores)
  • Gendarmería Nacional Argentina:
    • 7
  • Prefectura Naval Argentina:
    • 2 (Río Iguazú 1)
  • Agentes civiles:
    • 16 (ARA Isla de los Estados 13, ARA General Belgrano 2 y Narwal 1)
649 hombres
Monumento a los ca�dos en malvinas, en Plaza San Mart�n en Buenos Aires

Monumento a los caídos en malvinas, en Plaza San Martín en Buenos Aires

Lista de los muertos, 1998.
Lista de los muertos con Comandos

Muertos del bando británico

  • Ejército Británico: 123 (7 oficiales, 40 suboficiales y 76 soldados voluntarios).
    • Regimiento de Paracaidistas: 39
    • Servicio Especial Aéreo: 19
    • A bordo de las naves RFA Sir Galahad y Sir Tristam: 43.
  • Marina Real Británica (Royal Navy): 86
    • destructores: HMS Sheffield 19, HMS Coventry 18, HMS Glamorgan 13, fragatas: HMS Ardent 22, HMS Argonaut 2.
  • Marines Reales (Royal Marines): 27 (2 oficiales, 14 suboficiales y 11 soldados voluntarios).
  • Real Flota Auxiliar: 4. (RFA Sir Galahad y Atlantic Conveyor).
  • Real Fuerza Aérea Británica: 1.
  • Regimiento de Gurkhas: 1.
  • Agentes civiles: 14 (Atlantic Conveyor 8, RFA Sir Galahad y Sir Tristam 4).
  • Isleñas de Malvinas: 3 mujeres. (Su casa fue cañoneada equivocadamente por la fragata HMS Avenger).
256 hombres y 3 mujeres[10]

De acuerdo a los datos de la Fuerza Aérea Argentina,[11] los británicos sufrieron las siguientes pérdidas: 31 aeronaves derribadas, 8 buques hundidos o destruidos, 11 buques averiados de consideración y 11 buques averiados.

Las fuentes oficiales británicas reconocen la destrucción de 6 aviones Sea Harrier FRS.1, 4 Harrier GR.3, 3 helicópteros Chinook HC.1, 5 Sea King HC.4/HAS.5, 9 Wessex HAS.3/HU.5, 3 Lynx HAS.2, 3 Gazelle AH.1 y 1 Scout AH.1. De éstos, 5 Harrier/Sea Harriers y 18 helicópteros fueron destruídos por acción enemiga.[12]

En lo que hace al componente naval de la Task Force, fueron hundidas o destruídas 7 naves de distinto porte (2 Destructores, 2 Fragatas, 1 buque portacontenedores, 1 buque logístico y una lancha de desembarco), todas ellas víctimas de ataques aéreos.

Ver también.

29 respuestas

  1. Ley nacional 24.950/98 – Declaración de «Héroes nacionales» a los combatientes
    argentinos fallecidos en la guerra de las Malvinas

    Sanción : 18 de marzo de 1998
    Promulgación : 3 de abril de 1998 – Decreto 386
    Publicación : B.O.14/4/98

    Artículo 1 : Declárase «Héroes nacionales» a los combatientes argentinos fallecidos durante la guerra de
    Malvinas, en el año 1982, en defensa de la soberanía nacional sobre las islas del Atlántico Sur.

    Artículo 2 : A los efectos de que estos héroes perduren en la memoria y conciencia histórica de las
    generaciones venideras, se deja constancia de la nómina de Héroes nacionales citados en el artículo
    precedente:

    Fuerza Aérea Argentina:

    De la Colina, Rodolfo Manuel
    Meisner, Hugo César
    Falconier, Juan José Ramón
    Palaver, Angel del Valle
    García, Jorge Osvaldo
    Casado, Fernando Juan
    Martel, Rubén Héctor
    García Cuerva, Gustavo Argentino
    Krauser, Carlos Eduardo
    Lotufo, Marcelo Pedro
    González, Mario Hipólito
    Bustos, Manuel Oscar
    Castagnari, Luis Darío José
    Vázquez, José Daniel
    Manzotti, Daniel Fernando
    Guadagnini Luciano
    Gavazzi, Fausto
    Castillo, Omar Jesús
    Ardiles, José Leónidas
    Bolzan, Danilo Rubén
    Bernhardt, Juan Domingo
    Bean, Pedro Ignacio
    Volponi, Héctor Ricardo
    Jukic, Daniel Antonio
    Nivoli, Mario Víctor
    Giménez, Miguel Angel
    Casco, Jorge Eduardo
    Ibarlucea, Jorge Rubén
    De Ibañez, Eduardo Jorge Raúl
    Bono, Jorge Alberto
    Arraras, Juan José
    López, Néstor Edgardo
    Castillo, Carlos Julio
    Farías, Jorge Ricardo
    Vázquez, Alfredo Jorge Alberto
    Valko, Mario Luis
    Lastra, Julio Jesús
    Albelos, Manuel Alberto
    Luna, Francisco Tomás
    Marizza, Guido Antonino
    Cardone, Miguel Angel
    Cantezano, Carlos Domingo
    Duarte, Mario
    Rodríguez, Juan Antonio
    Carrizo, Miguel Angel
    Maldonado, José Alberto
    Montaño, Agustín Hugo
    Peralta, José Luis
    Brasich, Andrés Luis
    Varas, Héctor Hugo
    García, Guillermo Ubaldo
    Bordón, Héctor Ramón
    Luna, Mario Ramón
    Sevilla, Luis Guillermo
    Aguirre, Héctor Walter.

    Armada Argentina:

    Acevedo, Ignacio Alfredo
    Águila, Jorge Néstor
    Aguirre, Félix Ernesto
    Aguirre, Juan José
    Ahumada, Hugo Dardo
    Ahumada, Julio César
    Alancai, Mario Rolando
    Aleman, Humberto César
    Alfaro, Miguel Alberto
    Almirón, Walter Norberto
    Almonacid, Mario
    Álvarez ,César Ernesto
    Álvarez, Oscar Manuel
    Álvarez, Rubén Horacio
    Amarilla, Hipólito Jorge Daniel
    Amesgaray, Alberto Edgardo
    Andrada, Manuel Antonio
    Andrada, Norberto
    Arce, Angel Antonio
    Artuso, Félix Oscar
    Azar, Domingo Miguel
    Báez, Roberto Antonio
    Baiud, Jorge Carlos
    Balmaceda, Argentino Antonio
    Barrionuevo, Juan Edelmiro
    Barrionuevo, Robustiano Armando
    Barrios, Ramón
    Bedini, Juan Domingo
    Behrendt, Edgardo Gustavo
    Benítez, Carlos Alberto
    Benítez, Juan Rogelio
    Benítez, Pantaleón
    Bollo, Juan Carlos
    Bordón, Antonio Mario
    Bordón, Miguel Angel
    Bordoy, Roberto Aldo
    Boutron, Rubén Isidro
    Brizuela, Osvaldo Luis
    Brouchoud, Delis Héctor
    Caballero, Héctor Ricardo
    Caballero, Roberto Marcelino
    Cáceres, Luis Martín
    Cácerez, Francisco
    Campos, Bernardino lsidoro
    Cardozo, José Daniel
    Cardozo, Julio Antonio
    Casali, Héctor Aníbal
    Cassano, Julio Ernesto
    Castillo, Julio Saturnino
    Castillo, Osvaldo Roque
    Castro, Néstor Daniel
    Castro, Pedro Antonio
    Caticha, Rubén Darío
    Caviglioli, Hugo Daniel
    Cerles, Héctor Abel
    Cicotti, Jorge Enrique
    Cisneros, Omar Santiago
    Colombo, Oscar Aldo
    Condori, Nieve Claudio
    Córdoba, Juan Carlos
    Córdoba, Néstor David
    Coronel, Abel Eugenio
    Correa, Héctor Basilio
    Corvalán, Néstor Daniel
    Cruz, Orlando
    Cuello, Julio César
    Cueva, Carlos Alberto del Rosario
    Chaile, José Francisco
    Chaile, Omar Andrés
    Dabolo, Juan Carlos
    De Chiara, Orlando
    De Rosa, Rubén Norberto
    Del Monte, Ernesto Rubén
    Díaz, Antonio María
    Díaz, Luis Roberto
    Díaz, Vicente Antonio
    Diez Gómez, Héctor Hugo
    Dorgambide, Fernando
    Dufrechou, Héctor Antonio
    Duks, Jorge Carlos
    D’Errico, Roberto Tomás
    Escobar, Orlando Adrián
    Escobar, René Antonio
    Escudero, Juan Miguel
    Esturel, Daniel Osvaldo
    Fabían, Ramón Vicente
    Fajardo, Sixto Javier
    Falcón, Justo Silverio
    Farfan, Raúl Aristóbulo
    Fattori, Gabriel Gustavo
    Faur, José Dante
    Fernández, Francisco Velindo
    Fernández, Hugo Ramón
    Fernández, Luis Roberto
    Fernández, Manuel Domingo
    Ferreyra, Diego
    Ferreyra, Gerardo Ramón
    Figueroa, Carlos Ignacio
    Fleita, Matías
    Flores, Luis Rolando
    Flores, Mario Enrique
    Florice, Raúl Omar
    Francisquez, Néstor Luján
    Fregote, Osvaldo Luis
    Freites, César Julio
    Frola, Mario Esteban
    Fuentes, Julio César
    Funes, Mario Alberto
    Gaglianone, Marcelo Claudio
    Galarza, José Luis
    Galeano, José María
    Galván, Juan Rolando
    Galvarne, Osvaldo Aníbal
    Galvez, Francisco Alfredo
    Gallardo, Ricardo Gabriel
    Galliano, Hugo Alberto
    Gallo, Felipe Santiago
    Gallo, Luis Antonio Ramón
    Gaona, José Antonio
    García, Antonio Fernando
    García, José Luis
    García, Omar Luis
    Gatica, Hugo Ramón
    Gazal, Enrique Omar
    Gemma, Carlos Leonardo
    Giachino, Pedro Edgardo
    Gianotti, Luis Armando
    Giaretti, Claudio Marcelo
    Giorgi, Humberto Omar
    Giuseppetti, Sergio
    Godoy, Rubén Oscar
    Gómez, Alcides Romualdo
    Gómez, Edgardo José
    Gómez, José Luis
    Gómez, Juan Alberto
    Gómez, Juan José
    Gómez, Miguel Angel
    Gómez Roca, Sergio Raúl
    González, Alfredo Alejandro
    González, Antonio Raúl
    González, Carlos Angel
    González, Evaristo
    González, Ignacio Eloy
    González, Juan Carlos
    González, Juan Carlos
    González, Mario Luis
    González, Miguel Antonio
    Gorordo, Raúl Omar
    Gorosito, Héctor Omar
    Gorosito, Néstor César
    Gorosito, Omar Hilario
    Granado, José Carlos
    Granic, Claudio
    Gregori, Juan Luis Domingo
    Grimoldi, Claudio Ariel
    Grosso, Claudio Norberto
    Guanca, Patricio Alfredo
    Guerrero, Marcelino
    Guizzo, Norberto Delfín
    Gutiérrez, Ramón
    Heredia, Hugo Alberto
    Heredia, José Luis
    Horszczaruk, Pedro Ricardo Segundo
    Ibanez, Luis Alberto
    Illanes, Orlando Antonio
    Inchauspe, Jorge Roberto
    Iníguez, Gofredo Omar
    Insaurralde, Mario de Jesús
    Interlichia, Jorge Alberto
    Iselli, Sergio Luis
    Jira, Isaac Flavio
    Juáres, Víctor Hugo
    Juárez, Angel Ricardo
    Jurio, Alfredo
    Lacroix, Tulio Esteban
    Lagos, Daniel Enrique
    Laguna, Teodoro
    Lamas, Marcos Antonio
    Laporte, Osmar Lorenzo
    Laziar, Antonio Hilario
    Leguizamo, Raúl Alberto
    Lena, Juan Carlos
    Lencina, Juan Carlos
    Leyes, Roberto
    Lezcano, Arcello Esteban
    Lobo, Roberto Segundo
    Lobos, Julio César
    López, Cristobal Castulo
    Loreiro, Rubén Alberto
    Lucero, José Esteban
    Lugo, Fernando Esteban
    Llanos, Hugo Angel León
    Maciel, Enrique Alejandro
    Maciel, Jorge Alfredo
    Maciel, Martín Omar Augusto
    Madrid, Omar Alfredo
    Magliotti, Sergio Daniel
    Mamani, Justo Eustaquio
    Mansilla, Oscar Edgardo
    Maragliano, Saverio José
    Marchisio, Gerardo Marcelo
    Márquez, Marcelo Gustavo
    Martínez, Osvaldo Francisco
    Martino, Alberto
    Masin, Félix Tarcisio
    Mecca, Adolfo Eduardo
    Medina, Carlos Hugo
    Medina, Manuel Alberto
    Medina, Sergio Rubén
    Melián, Anselmo Nicómedes
    Méndez, José Alberto
    Mendieta, Héctor Eduardo
    Mendieta, Jorge Lorenzo
    Mendoza, Julio Martín
    Meraviglia, Ricardo Omar
    Mesler, Oscar José
    Meza, Miguel Angel
    Meza, Ramón Antonio
    Miguel, Daniel Enrique
    Miguel, Eduardo Elías
    Miranda, Gerardo Nicolás
    Miretti, Gustavo Osvaldo
    Molina, Ybar Jerónimo
    Montegrosso, Oscar Alfredo
    Monzón, Eleodoro
    Monzón, Julio César
    Morando, Néstor Alberto
    Moreno, Edgardo Rubén
    Moreno, Ramón Aldo
    Moreno, Waldo Eduardo
    Moretto, Hugo José
    Motta, Alfredo Oscar
    Moyano, Sergio Daniel
    Muller, René Omar
    Muñoz, Juan Carlos
    Navarro, Ibanor
    Nieva, Víctor Antonio
    Nuñez, Tomás Angel
    Nuñez, Víctor Raúl
    Obregón, Pablo
    Ocampo, Julián Héctor
    Ojeda, Antonio Javier
    Olariaga, Nicolás Roberto
    Olavarría, Víctor Oscar
    Olivieri, Claudio
    Ordoñez, Ramón Edmundo
    Orellana, José del Carmen
    Orellano, José Alberto
    Ortiz, Pablo Armando
    Ortiz, Restituto
    Oviedo, Augusto Oscar
    Pallares, Víctor Daniel
    Pardou, Jorge Delfino
    Paredes, Roque Antonio
    Pasinato, Jorge Oscar
    Patrone, Aldo Osmar
    Paz, Miguel Roberto
    Paz, Ricardo Armando
    Peña, Juan Efraín
    Peralta, Jorge Carlos
    Peralta, José Luis
    Perdomo, Marcelo Fabián
    Pereyra, Enrique Omar
    Pereyra, Ramón Gregorio Ovidio
    Pereyra, Ramón Osvaldo
    Pérez, Roberto Eulalio
    Piedrabuena, Eduardo José Luis
    Pineda, Ricardo Lionel
    Pintos, Fabián
    Portillo, Rito Florencio
    Pramparo, Edgardo Roberto
    Pucheta, José Ernesto
    Quilahueque, Isaías
    Quintana, Roque Ramón
    Quipildor, Oscar Alberto
    Ragni, Héctor Osvaldo
    Ramírez, José Luis
    Ramírez, Ricardo
    Ramírez Ricardo Argentino
    Ramos, Eleuterio Hilario
    Rava, Juan Francisco
    Reartes, Ricardo Alfredo
    Reguera, Juan Carlos
    Ricarte, Martín Mauricio
    Ríos, Héctor Rubén
    Rivas, Abraham Rafael
    Robledo, Sergio Ariel
    Rodríguez, José Humberto
    Rodríguez, Rubén Orlando
    Rojas, Rubén Horacio
    Rolla, Héctor Miguel
    Rollheiser, Carlos Enrique
    Romano, Aroldo Rubén
    Romero, Daniel Alberto
    Romero, Francisco
    Romero, José Alberto
    Romero, Marcelo Oscar
    Romero, Raúl Ricardo
    Romero, Teodoro Roberto
    Rubio, Reynaldo Omar
    Ruíz, Jorge Dennys
    Ruíz, Ricardo Horacio
    Sajama, Antenor
    Salas Castro, Jorge Luis
    Sanabria, Saturnino
    Sanchez, Juan Simón
    Sancho, Roberto Enrique
    Sarmiento, Aníbal César
    Scaglione, Claudio Norberto
    Seitun, Gustavo Daniel
    Sendros, Jorge Alberto
    Sevilla, Gerardo Esteban
    Silva, Eduardo Tomás
    Siri, Fabián Edgardo
    Sisterna, Jorge Luis
    Soria, Roque Luis
    Soriano, Miguel Angel
    Sosa, Fabián Enrique
    Sosa, Jorge Roberto
    Sosa, José Luis
    Sosa, Miguel Angel Antonio
    Sosa, Osvaldo Francisco
    Sotelo, Soriano
    Sueldo, Atilio Indalecio
    Tasiuk, Miguel Angel
    Tello, Julio César
    Tevez, Guillermo Omar
    Tibaldo, René Angel
    Toledo, Lorenzo Gabriel
    Tonia, Elvio Daniel
    Torlaschi, Emilio Carlos
    Torres, Jorge Rubén
    Torres, Pedro Angel
    Torres, Ricardo Alberto
    Torres, Rubén Alberto
    Tortosa, Claudio Omar
    Tulis, José Alberto
    Turano, Juan Ramón
    Uzqueda, Roberto Antonio
    Valdéz, Carlos Alberto
    Vanega, Carlos Humberto
    Vargas García, Héctor Alejandro
    Vargas, Omar Osvaldo
    Vasalio, Angel Omar
    Vázquez, Julio Oscar
    Velázquez, Miguel Marcelo
    Vélez, Jorge Luis
    Vendramín, Pedro Antonio
    Ventancú, Martín Rey
    Vera, Darío Eleodoro
    Vera, Omar Elvio
    Vergara, Alejandro Antonio
    Verón, Armando Rosa
    Verón, Juan Alberto
    Vila, Carlos Daniel
    Vilca Condori, Mario
    Villa, José Orlando
    Villalba, Oscar Antonino
    Villegas, José Agustín
    Villordo, Mario Oscar
    Vivier, Néstor Edgar
    Yacante, Jorge Antonio
    Zabala, Mario José
    Zalazar, Ramón Elías
    Zangani, Juan Carlos
    Zapata, César Alberto
    Zárate, Sergio Rubén
    Zarzoso, Fernando Fabián
    Zolórzano, Ramón Agustín
    Zubizarreta, Carlos María
    Zurbriggen, Elías Luis.

    Ejército Argentino:

    Arévalo, Clodoveo Miguel Angel
    Novoa, Marcelo Sergio
    Buschiazzo, Juan Carlos
    Fiorito, Roberto Mario
    Márquez, Rubén Eduardo
    Sosa, Roberto Remi
    Auvieux, Julio César
    Dachary, Alejandro
    Espinosa, Ernesto Emilio
    Estévez, Roberto Néstor
    Fassio, Marcos Antonio
    Martella, Luis Carlos
    Ramos, Alberto Rolando
    Abraham, Juan Omar
    Baldini, Juan Domingo
    Silva, Oscar Augusto
    Aguilar, Eusebio Antonio
    Benzo, Víctor Jesús
    Ochoa, Edgard Néstor
    Sanagua, Alberto Antonio
    Blanco, René Pascual
    Blas, Oscar Humberto
    Larrosa, Pedro Florentino
    Ron, Jorge Alberto
    Sbert, Mateo Antonio
    Cabrera, Adolfo Luis
    Campos, Pedro Andrés
    Cisnero, Mario Antonio
    Dimotta, Raúl Horacio
    García, Sergio Ismael
    Montellano, Héctor Carlos
    Pereyra, Alejandro Raúl
    Barros, Néstor Daniel
    Quispe, Angel Fiedel
    Ríos, Darío Rolando
    Rios, José Luis
    Ávila, Miguel Angel
    Busto, Roberto Adrián
    Castro, Mario Rodolfo
    Chaves, Alberto Fernando
    Gómez, Mario
    Gómez, Raúl Adrián
    González, Hipólito
    González, Osmar Luis
    Labalta, Oscar Eduardo
    Marcial, Edmundo Federico
    Miño, Luis
    Orozco, Pedro Alberto
    Oviedo, Héctor Rubén
    Verdum, Roberto
    Waudrik, Juan
    Acuña, Juan José
    Aguilera, Luis Orlando
    Aguirre, Alberto Marcelino
    Alegre, Celso
    Alegre, Raúl
    Almaraz, Bernardino Benito
    Allende, José Luis
    Antieco, Simón Oscar
    Araujo, Elbio Eduardo
    Arrascaeta, Miguel Angel
    Austin, Ricardo Andrés
    Ávalos, Ofelio Víctor
    Ávalos, Omar Alberto
    Ayala. Juan Alejandro
    Aylán, Orlando
    Azcárate, Sergio Omar
    Balvidares, Horacio Adolfo
    Barrios, Rafael
    Bastida, Claudio Alfredo
    Becerra, Walter Ignacio
    Bellinzona, Diego Martín
    Benítez, Angel
    Blanco, Ramón Cirilo
    Bordón, Luis Jorge
    Brito, Omar Aníbal
    Caballero, Ramón Salvador
    Cao, Julio Rubén
    Carballido, Sergio Alberto
    Carrascull, Fabricio Edgar
    Casco, Carlos Epifanio
    Cini, Marcelo Gustavo
    Curima, José Domingo
    Del Hierro, José Luis
    Desza, Sergio Raúl
    Diarte, Oscar Daniel
    Díaz, Carlos Agustín
    Díaz, Luis Alberto
    Dworak, Vladimiro
    Echave, Horacio José
    Encina, José Alberto
    Falcón, Miguel Angel
    Fernández, Carmelo
    Fernández, Remigio Antonio
    Ferrau, José Ramón
    Ferreyra, Aldo Omar
    Folch, Andrés Aníbal
    Frías, Carlos Alberto
    Gabrielli, Fabián Mario
    García Cañete, Mario Aquilino
    García, Ramón
    Gattoni, Alfredo
    Giraudo, Horacio Lorenzo
    Gómez, Eduardo
    Gómez, Martiniano
    Gómez, Rubén Horacio
    Gómez, Sergio Oscar
    González, Miguel Angel
    González, Néstor Miguel
    Gramisci, Donato Manuel
    Granado, Guillermo Ernesto
    Gregorio, Alfredo
    Guanes, Héctor Antonio
    Gurrieri, Ricardo Mario
    Herrera, Omar Jesús
    Herrera, Ricardo Horacio
    Horisberger, Juan Domingo
    Hornos, Carlos Alberto
    Indino, Ignacio María
    Juárez, Alberto Manuel
    Ledesma, Juan Roberto
    Ludueña, Jorge Daniel
    Lugo, Fernando Jesús
    Luna, Ricardo José
    Luque, Daniel Omar
    Llamas, Jorge Alberto
    Maciel, Gerónimo
    Maciel, Ireneo Osvaldo
    Maidana, Julio Héctor
    Marcial, Jesús Artemio
    Massad, Marcelo Daniel
    Méndez, Luis José
    Mendoza, Ireneo
    Millapi, Oscar Calixto
    Monzón, Juan Carlos
    Moschen, Alberto José
    Mosto, Carlos Gustavo
    Nosikoski, Sergio Fabián
    Núñez, Guillermo
    Ojeda, Guillermo Raúl
    Ortega, José Honorio
    Osyguss, Carlos Omar
    Pacholczuk, Rolando Máximo
    Páez, Celso
    Palavecino, Daniel Alberto
    Palavecino, Ramón Orlando
    Pascual, Miguel Angel
    Pavón, Alberto Genaro
    Pegoraro, Néstor Oscar Avelino
    Peralta, Juan Anselmo
    Pereira, Dante Luis Segundo
    Pérez, Vicente Ramón
    Petrucelli, Alberto Daniel
    Pizarro, Néstor Osvaldo
    Planes, Marcelo Gustavo
    Quintana, Juan
    Quintana, Ramón Omar
    Ramírez, Rubén Norberto
    Reyes Lobos, José
    Riquelme, Secundino Antonio
    Rocha, Isaac Erasmo
    Rodríguez, Andrés Daniel
    Rodríguez, José Luis
    Rodríguez, Juan Domingo
    Rodríguez, Macedonio
    Rodríguez, Mario Gustavo
    Rodríguez, Víctor
    Romero, Claudio Alejandro
    Romero, Jorge Eduardo
    Romero. José Luciano
    Romero, Julio
    Ronconi, Enrique Horacio
    Ruíz Díaz, Gabino
    Sánchez, Mario
    Sánchez, Roque Evaristo
    Segovia, Higinio
    Segura, Julio César
    Serradori, Juan Raúl
    Sieyra, Fernando Luis
    Sinchicay, Sergio César
    Soria, Jorge Oscar
    Sosa, Eduardo
    Torres, Omar Enrique
    Ugalde, Daniel Alberto
    Vallejo, Eduardo Antonio
    Vallejos, Adolfo Víctor
    Vargas, Alejandro Pedro
    Vojkovic, Pedro Horacio
    Zabala, Arnaldo Enrique
    Zelarayán, Manuel Alberto
    Cabrera, Ramón Angel
    Canteros, Aldo Rubén
    Rodríguez, Víctor
    Romero, Julio.

    Gendarmería Nacional:

    Sánchez, Julio Ricardo
    Nasif, Guillermo
    Acosta, Ramón Gumercindo
    Verón, Marciano
    Guerrero, Víctor Samuel
    Pereyra, Carlos Misael
    Treppo, Juan Carlos.

    Prefectura Naval Argentina:

    Benítez, Julio Omar
    López, Jorge Eduardo.

    Agentes civiles:

    Aguirre, Miguel
    Ávila, Heriberto
    Ávila, Leopoldo Marcelo
    Bollero, Jorge Alfredo
    Bottaro, José Estéban Francisco
    Cayo, Antonio Máximo
    Cuevas, Alejandro Omar
    Hüdepohl, Enrique Joaquín
    Ibañez, Benito Horacio
    Lima, Antonio Manuel
    Luzardo, Rafael
    Mendieta, Pedro Antonio
    Mina, Omar Héctor
    Olveira, Manuel
    Panigadi, Tulio Néstor
    Politis, Jorge Nicolás
    Rupp, Oscar Alberto
    Sandoval, Néstor Omar.

    Artículo 3 : Comuníquese, etc.
    http://gvgva.ar.tripod.com/gvgva/leyes/ley-n-24950_98.html

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  2. […] Guerra de las Malvinas de 1.982 – I […]

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  3. Un pescador chileno ha encontrado en el mar una botella con un mensaje dirigido a un soldado argentino que falleció durante la Guerra de las Malvinas.

    La carta, que en parte es reproducida hoy por el diario Clarín, de Buenos Aires, fue hallada por un pescador, de nombre Javier, en el canal de Beagle, donde flotó durante dos años tras ser arrojada desde las costas de la ciudad argentina de Ushuaia.

    La carta estaba dirigida al subteniente Antonio Javier Ojeda, y lleva la firma de su hermana, Kili.
    «Muy querido hermano Javier: escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás. Te imagino llegando a tu hermoso barco, con tus amigos. Pero lo más doloroso es imaginarte partiendo por este canal y no regresar. Tienes ese mar argentino como tumba y tu nombre está en muchos monumentos», inicia el mensaje dentro de la botella.

    Ojeda y otros 322 marinos argentinos murieron durante el hundimiento del Crucero General Belgrano, en el Atlántico Sur, por un ataque del submarino nuclear británico «Conqueror», el 2 de mayo de 1982.

    «Eres un héroe muerto, pero yo te preferiría un hombre más… Olvidé decirte tantas cosas. Creo que nunca supiste que eras mi ídolo, que de chica me maravillaban tus explicaciones sobre el Universo y de grande elegiste a la mujer más buena para que fuera mi cuñada. Ella mantuvo la familia unida y siempre la voy a querer mucho», escribe Kili en el mensaje.

    «Dicen que la guerra terminó en 1982, pero para nosotros no, porque nos faltas vos… Mañana echaré flores al mar y rezaré por ti. Te quiero mucho, mucho. Kili», concluye la carta.

    El Reino Unido , que ocupa las Malvinas desde 1833, y Argentina se enfrentaron en una guerra por la soberanía del archipiélago en 1982, conflicto en el que murieron 255 militares británicos y más de 650 argentinos.
    Esta es la fuente.

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  4. LASTIMA QUE NO SE MURIO AHI RAFAEL ENRIQUE LUGO VERGUENZA FAMILIAR YA QUE LLEVA VIDAS PARALELAS Y DESPUES HABLA DE FAMILIA Y USADOR DE MUJERES INOCENTES.

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  5. RAFAEL ENRIQUE LUGO DEJA DE VIVIR A LAS MUJERES!!!!! LASTIMA QUE LOS BRITANICOS NO TE CONOCEN AHORA XQ SINO SERIAS EL BLANCO PERFECTO PARA DESAPARECER. CAGADOR MENTIROSO Y CUERNEADOR DE TU SPOSA Y MAL EJEMPLO DE TUS HIJOS

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  6. En realidad el dia 2 se cumplieron 27 años.

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  7. TENGO EL HONOR DE TENER JUNTO A NUESTRA FAMILIA AL PADRE DE MIS NIETA , JOSE RUBEN CRUZ QUE PERTENECIÓ A LOS INFANTES DE MARINA CON LA AGRUPACION PERROS DE GUERRA SIENDO SU PERRO VOGEL , EL ULTIMO EN MORIR DE LOS 22 QUE LLEVARON A MALVINAS ¿QU COSA NO? EL PERRO ESTA CONDECORADO Y TIENE UN MONUMENTO EN P, BELGRANO Y JOSE TIENE INCAPACIDAD POR STRESS POSTRAUMATICO Y LUCHA PARA CONSEGUIR «NO RECORDAR MAS AQUEL INFIERNO AL QUE LO LLEVARON Y DEJARON SOLO , SIN ABRIGO, COMIDA NI OFICIALES AL MANDO
    CONOZCO UN SOLDADOP QUE LE CORTARON LOS PIES Y TVO QUE PASAR 14 JUNTAS MILITARES PARA QUE LE DECLARARAN LA INVALUDEZ , PORQUE SEGUN LOS INTELIGENTES MEDICOSA PSIQUIATRAS , PSICOLOGOS Y ASISTENTES SOCIALES SE CREEN QUE SE PUEDE CAMINAR CON «»LOS TOBILLOS»»
    A PARTE DE SER «»INUTILES»» SON

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  8. SOY LA SUEGRA DE JOSE RUBEN CRUZ INFANTE DE MARINA QUE FUE DESDE P. BELGRANO CON LOS PERROS DE GUERRA A MALVINAS, HOY SU PERRO ESTA CONDECORADO Y TIENE EN LA BASE UNA ESTATUA Y EL LUCHA PARA QUE LE RECONOZCAN LAS PESADILLAS QUE LE DEJO LA INCAPACIDAD OTORGADA POR AUTORIDAD NACIONAL , PERO NO POR LA ARMADA , LA QUE CONSIDERA QUE SOLO ES DEL 50 % CUANDO LE DIERO EL 86% en organismos del gobierno Me hace recordar a un compañero que le tuvieron que cortar los pies y tuvo que pasar 14 juntas medicas para darse cuenta que no podia caminar INJUSTOS, NEGLIGENTES , CIEGOS E INUTILES . NO TIENEN QUE OSTENTAR TITULOS PORQUE NO SON VALIDOS NI TIENEN QUE TENER CABEZA PORQUE NO TIENEN CEREBRO, Y NO DEBERIAN OSTENTAR UNIFORMES, PORQUE LES QUEDAN DEMASIADO GRANDES Y PARECEN MUÑECOS DE PLOMO
    DIOS LLEGUE A PERDONARLOS SI SU BENEVOLENCIA SE LO PERMITE, SOLO RUEGO AL ALTISIMO POR TODOS AQUELLOS QUE DEJARON SU VIDA , PORQUE LA DEJARON !!!!!!! AUNQUE HOY TRATEN DE REHACER LA VIDA SE NACE UNA SOLA VEZ , PERO SE MUEREN DE 1000 MANERAS ESTOY ORGULLOSA QUE SEA EL MEJOR PADRE DE MIS 4 NIETAS , POR LAS QUE ESTA LUCHANDO PARA CONSEGUIR LAS BECAS PARA DARLES EL ESTUDIO QUE SE MERECEN
    «»NO HAY , NI VA HABER DINERO QUE PUEDA ARREGLAR TAMAÑA LOCURA»»
    OJALA LOS QUE QUEDAN Aprendan de ellos , y todos luchemos por ellos , porque se lo merecen , y que cada fuerza armada , deje de ser TAN ARMADA y sea mas HUMANA
    NADIE LES VA A DEVOLVER LA ALEGRIA , PORQUE AUNQUE LOS NOMBREN HEROES NACIONALES , EL DOLOR QUEDO MUY PROFUNDAMENTE MARCADO BAJO ESE CIELO TAN BAJO . TAN BAJO DEL SUR
    A TODOS ELLOS MI ENORME GRATITUD Y QUE POR FIN LOS COLOQUEN EN EL LUGAR QUE CORRESPONDEN
    !!!!!VIVA LA PATRIA DENTRO DE SUS CORAZONES!!!!

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    • Desgraciadamente los políticos y algunos mandos no tienen corazón y de tenerlo parece que sea de piedra, sin sentimientos, sin misericordia, sin piedad.
      No solo en Argentina, acá en España también tenemos gentuza como esa.
      Gloria a nuestros héroes, los vuestros y los nuestros que lucharon y algunos murieron por la Patria.

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  9. holaaaaaaaa fue muyyyyyyyyyyy tristeeeeee lo de malvinas me dio unas ganas de que los ingleses entendieran que las malvinas son de argentinas

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  10. las Ilas Malvinas son Argentinas y mantengo la esperansa de recuperarlas

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  11. lamentable de verdad

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  12. fuerza argentina los peruanos sabemos que tarde o temprano las malvinas ondeara la bandera argentina

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  13. Argentinos las malvinas SON INGLESAS POR SIEMPRE
    VIVA CHILE
    ARGENTINA TIERRA DE ASESINOS AMPARAN A TERRORISTAS

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    • Siempre hablan mal los que más tienen que callar. Chile, un pais que tiene el dudoso honor de haber asesinado a un presidente electo y haber permitido que un sanguinario dictador gobernara a su antojo el país con múltiples asesinatos en su haber.
      ¿Qué te hicieron Argentina y los argentinos?.

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      • EL IMBECIL QUE ESCRIBIO ESTO EN VERDAD DEBE SER CHILENO, PERO CHILENO DE ULTRADERECHA YA QUE DEBE SER PARTE DE LOS QUE ASESINARON A NUESTRO PRESIDENTE ALLENDE,YO NO COMPARTO LO QUE ESTE DESGRACIADO DICE, QUE SABE EL DE PATRIA ES UN WEON , PERDONEN PERO NO TODOS LOS CHILENOS PENSAMOS COMO ESTE WEON gustqavo

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    • TODO LO MALO QUE UNO LE DESEA OTRO SEMEJANTE LE VUELVE Y CON CRECES, LO SIENTO POR TÍ

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  14. chilenos mal paridos son la escoria de sudamerica muertos por el agua que no tienen y querer apropiarse de las cosas de los demas

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    • José Feliciano, desconocía yo que fueran tan maleducados y faltones en Perú, igual es solo cosa tuya que no llegas a más o que tienes algún problema con los chilenos.
      Por si no te diste cuenta, este escrito va de la Guerra de las Malvinas, Falkland para los británicos y esa guerra la mantuvieron los argetinos y los británicos, nadie le dió vela a los chilenos ni a los peruanos, así que no se a cuento de qué metes tu bazofia anti chilena en este lugar.
      Un poco más de ducación y respeto, ese dia no debiste ir a clase.

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  15. […] 1.982.- Guerra de las Malvinas. […]

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  16. mi primo fabian ledesma ex combatiente de prefectura cocinero lancha apostada en puerto argentino vive o vivio en españa, su papa domingo, su mama beba, su tio jorge (pelado), livio 2do matrimonio abuelo, 1ra abuela tomasa, vivias en los polvorines bs as, los abuelos la banda santiago de los esteros (frias), soy hijo de tia rosa leticia y luis gutierrez, viviamos en jose c paz cerca botella de sidra y quinta de los japopneses calle martin fierro

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  17. la sociedad hoy en dia sig ignorando a esos chicos adolesentes q lo llevaron a morir en esos dias con la celebre frase patria o muerte mas patriotas q quisieramos ser nadie le va a devolver la viva a los pibes asesinados y a los q tuvieron la suerte de volver la paz interior q toda persona merece para envegecer tranquilo

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  18. […] décadas después de la guerra con el Reino Unido en las Malvinas, Argentina ha logrado mayor respaldo latinoamericano a su reclamación sobre la soberanía de las […]

    Me gusta

  19. QUE COISA!!! SÓ QDO SE MORRE É QUE SE RECONHECE ATOS HERÓICOS OU SE FICA BOM. ONDE ESTÁ NOMES DE OFICIAIS QUE SOBREVIVERAM?

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