En España pocos conocen esta tradición: durante los tiempos de la antigua Judea, los sirios helenizados no permitían que los judíos de Israel cumplieran los preceptos de la Torá, su libro sagrado. Entonces, en el 165 a.C., tuvo lugar una exitosa revolución contra el rey de los sirios,que supuso la recuperación del Templo de Jerusalén. Después de esta heroica hazaña, varios judíos entraron de nuevo en el Templo y encontraron en él una provisión de aceite puro que sólo alcanzaba para encender la menóra de un día, pero la llama se mantuvo viva durante ocho. Desde ese momento en todos los hogares en los que se lleva a cabo dicho rito hay un candelabro especial compuesto por ocho brazos, conocido con el popular nombre de januquía, al que se le añade uno más con el cual se enciende el resto. Este año, y por primera vez en un espacio público de Madrid, se va a celebrar la fiesta que conmemora estos hechos, la tradicional Janucá o Fiesta de las Luces.
Aunque en realidad dicha celebración empezó ayer 21 de diciembre, el acto público no se produce hasta esta tarde, día 22. En la plaza de Olavide se encenderá la tercera vela del candelabro, se bailará rikudim (bailes típicos israelíes) y los niños jugarán con las peonzas judías conocidas como sebibon. Además, todos los asistentes podrán comer los dulces típicos del Janucá: un modo de acercar a los madrileños una cultura que estuvo presente en España durante muchos siglos.
Estamos en un período mágico en el que los buenos sentimientos y deseos tienen a aflorar por encima de cualquier cosa. Se trata de un tiempo en el que las rencillas familiares quedan a un lado y todos intentan, al menos por unos días, ser felices. Las tradiciones religiosas se suceden, y la capital de España acoge de nuevo, muchos siglos después, celebraciones de esta importante fecha en el calendario judío.
Este acontecimiento, organizado por la Casa Sefarad junto a la Federación y la Comunidad judía y el Ayuntamiento de Madrid, viene organizándose desde hace años en otras importantes ciudades del mundo como son Nueva York, Washington, Buenos Aires, Budapest o Praga. Por ejemplo, el año pasado se instaló en la Gran Manzana, concretamente en la Quinta Avenida, un candelabro de 1,8 toneladas de peso y casi 10 metros de altura. También se colocó un pequeño escenario en el que tocaron varios grupos y coros infantiles. Ahora por fin le toca el turno a Madrid.
Sofía Carmona en Vanitatis
La fiesta de Jánuca se celebra durante ocho días, del 25 de kislev al 2 de tevet (o el 3 de tevet, cuando kislev cuenta con sólo 29 días). Durante esta festividad se prende una januquiá o candelabro de ocho brazos (más uno mayor). En la primera noche únicamente se prende el brazo mayor y una vela, y cada noche se va aumentando una vela, hasta el último día en el que todo el candelabro se enciende completo. Este hecho conmemora el milagro de que el aceite duró ocho días.
Es costumbre que los niños jueguen con un sevivon o dreidel, el cual es un tipo de perinola. Esta perinola de Jánuca tiene cuatro caras, cada una de ellas con una letra en hebreo:
Las cuatro letras son las siglas de Nes gadol haia sham, lo que quiere decir, «Un gran milagro ocurrió allá». En Israel la cuarta letra es פ en vez de ש, y las siglas son de Nes gadol haia po, lo cual se traduce a «Un gran milagro ocurrió aquí».
También se acostumbra comer levivot y sufganiot, tortas de patata y bolitas de masa rellenas de mermelada.
Fuente: Wikipedia
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