La Ofrenda es la expresión en estado puro de la emoción, las lágrimas y los sentimientos y este año más que nunca. La crisis económica está haciendo mella en las familias valencianas y ayer eran muchos los falleros que pedían a su Virgen de los Desamparados un trabajo y los que lo tenían rogaban no perderlo. Cada rostro era un poema y tanto hombres como mujeres sin distinción no podían ocultar la emoción y pañuelo en mano buscaban consuelo. «Nada más entrar en la plaza he roto a llorar. No se puede explicar, es mucha la tensión que llevamos en casa y he explotado», comentaba Julio, un fallero de la comisión Daroca-Padre Viñas.
Desde primera hora de la tarde, las comisiones iban pasando por la plaza de la Virgen para ofrecer uno de los 60.000 ramos de clavel que compondrán el manto de la Virgen de los Desamparados.
Este año, el motivo elegido por los 40 vestidores ha sido una alegoría de la Primavera y el escudo de la ciudad en el centro.
«No se puede explicar, llevo toda la vida pasando pero este año ha sido muy fuerte. Mi padre ya no está con nosotros y no he podido evitar emocionarme», comentaba Lorena, fallera de la comisión Montortal-Torrefiel que no cesaba de llorar y se secaba con su pañuelo las lágrimas mientras llevaba a su sobrina Aroa en un carrito.
Cada fallero llevaba su propia historia y su drama personal y en cuanto enfilaban la calle de la Paz, ya no podían dejar de llorar. «Es mi primer año que soy fallera mayor de Valencia y no veas la emoción, tengo todavía un nudo en la garganta», comentaba Raquel Bataller, miembro de la falla Río Bidasoa-Conde Torrefiel.
Los más pequeños fueron los que un año más se llevaron las fotografías más curiosas y más simpáticas. Muchos llegaban en brazos y cansados y otros buscaban a sus madres con la mirada. «Este es el segundo año que pasa, el año pasado era un bebé. La verdad es que es muy emocionante», comentaba un fallero con su hijo en brazos.
La caminata se hacía también notar y muchas falleras en cuanto pasaban la plaza de la Virgen rápidamente se quitaban los zapatos y se ponían cómodas. «La verdad es que a pesar es que es muy cansado, pero merece la pena», decía Rosa, mientras se cambiaba el calzado.
En el primer día de Ofrenda desfilaron los sectores de Canyamelar-Grau-Nazaret, la Xerea, Rascanya, Camins al Grau, Ruzafa A y B y Pla del Reial-Benimaclet.
Ya en la madrugada cerró el cortejo las casas regionales y la fallera mayor infantil de Valencia, María Berbel Fernández.
Diez horas de maratoniano desfile que continuarán hoy hasta desfilar 100.000 falleros.
Ofrenda de flores a la patrona, primer día
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