Todo empezó entre 2002 y 2003, cuando, ante la abundancia de dinero barato en los mercados financieros, bancos y cajas, pero particularmente estas últimas, rompieron su regla virtuosa de prestar solo lo que tenían con los criterios extremadamente conservadores que exigía la garantía de unos depositantes pertenecientes abrumadoramente a la clase trabajadora y a la clase media. En un tiempo realmente record, estos insensatos empezaron a endeudarse masivamente con instituciones financieras extranjeras y a prestar dinero sin la garantía suficiente, o sin garantía alguna, para financiar hipotecas o promociones inmobiliarias con la garantía de unos terrenos que no valían nada y que hoy se han convertido el mayor problema. No solo eso: los dirigentes autonómicos vieron la oportunidad para que las cajas, que controlaban férreamente a través de sus cúpulas directivas y sus consejos, financiaran los proyectos más disparatados que se les pasaban por la mente, desde aeropuertos absurdos a Terras Míticas y similares, ruinas cantadas todas ellas, o las sociedades participadas para esconder su deuda.
Todo ello generaría un gigantesco agujero, suma de la gigantesca deuda exterior (753.000 millones para el conjunto del sector), más la derivada de las pérdidas ocultas en los balances, de las que no tenemos ni idea. La incertidumbre es total y, en base a ella, la banca española acaba de realizar a Zapatero una proposición indecente: “Déjese usted de nacionalizaciones, que son un lío, y a lo peor se nos cuelan entidades extranjeras y acaban introduciendo la competencia. Nosotros nos quedamos con todas las cajas con problemas, pero como desconocemos la situación real el Gobierno nos garantiza que el pueblo español se hace cargo de todas las posibles pérdidas y así podemos entrar sin riesgo”. Ante semejante oferta, sería infinitamente mejor para España y para los españoles intentar convencer a Merkel y Sarkozy de la entrada de cajas y bancos alemanes y franceses en el proceso ya que, siendo acreedores del 80% de la deuda de las entidades en dificultades, cientos de miles de millones de euros, ellos serían quienes las reflotarían a cambio de la liquidación de su deuda, ¿cómo si no vamos a poder devolverla? Además, nos saldría gratis, veríamos incrementarse drásticamente la competencia y el crédito fluiría de nuevo. Seguir leyendo →
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