Barberá, el ocaso de ‘la alcaldesa de España’

La regidora de Valencia durante 25 años pierde el favor del PP por la corrupción.

Rita Barberá

Rita Barberá, en su despacho en 2015. Mònica Torres EL PAÍS

El escándalo de corrupción en la Comunidad Valenciana le ha estallado al PP en el peor momento, surtiendo a la oposición de munición y complicando aún más un pacto de Gobierno. Consciente de que tienen por delante un goteo de detenciones y revelaciones comprometedoras, el partido intenta marcar distancias. Y eso incluye ahora a Rita Barberá, alcaldesa de Valencia durante 25 años. El PP ya no la defiende y confía en que dé un paso atrás y dimita.

Rajoy, amigo personal de Barberá —la llama la alcaldesa de España por sus cinco victorias electorales—, la defendía a finales de enero. “Está absolutamente limpia”, dijo, pero poco después fue imputado todo su equipo en Valencia salvo ella —que es aforada— y un edil nuevo del grupo municipal. El martes la rebajó a categoría de “una militante más” y el jueves advirtió de que “todo el mundo, sea quien sea, tendrá el mismo trato. Esto se acabó. Aquí ya no se pasa ninguna”.

Barberá presidió el congreso nacional del PP en Valencia que rescató al líder del PP tras la rebelión sucesoria por el batacazo electoral —el segundo— de 2008. Rajoy agradeció aquel respaldo en varias ocasiones y tuvo con la alcaldesa deferencias que negó a otros dirigentes populares, como recibirla durante tres horas en La Moncloa en septiembre de 2014 para sorpresa del presidente valenciano Alberto Fabra y en plena batalla por las candidaturas.

El líder del PP zanjó cualquier debate en el partido sobre su relevo y apoyó con entusiasmo su campaña en las municipales del pasado mayo. “No sé si es mi obligación decirlo o no, pero me trae sin cuidado. Rita, eres la mejor. A ti te quieren los vecinos de Valencia y no a los que acosan, insultan y mienten”, manifestó Rajoy el mismo día en que la fiscalía abría diligencias por unos gastos de representación de la alcaldía de Valencia. Ni el presidente ni nadie en el partido se atreven ahora a calificar de acoso las acusaciones a la exalcaldesa. Seguir leyendo

El piso piloto se sienta en el banquillo

Vista general de Terra Mítica en Benidorm (Alicante), en 2009. / Kai Försterling (EFE)

Vista general de Terra Mítica en Benidorm (Alicante), en 2009. / Kai Försterling (EFE)

El piso piloto de la economía hipotecada al ladrillo, a la gestión irresponsable y al robo continuado de los recursos públicos está siendo desmontado a toda prisa, ahora que el sistema ha quebrado y se ha acabado el desfile de altos personajes que encontraron aquí cobijo, apoyos y fortuna y hoy tratan de borrar las huellas de sus visitas.

El viento perturbador de este Levante de los Naseiros y Zaplanas, Carlos Fabra, Jaume Matas, Francisco Camps y tantos otros que empujaba a la megalomanía, la desmesura y el despilfarro en grandes proyectos icónicos ha cesado de repente y es como si la sociedad hubiera recuperado de golpe la cordura y el olfato que permite reconocer el hedor de la podredumbre; como si todo el mundo se preguntara qué nos ha pasado, cómo hemos llegado hasta aquí. Flota en el ambiente una sensación de comunidad fallida porque Valencia es hoy una autonomía que sobrevive gracias a la financiación asistida del gota a gota de la Hacienda nacional y al Fondo de Liquidación Autonómica (FLA) que le permite hacer frente a los pagos inaplazables.

En un tiempo récord, la Comunidad Valenciana se ha quedado sin sistema financiero: ha perdido la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Bancaja y el mismo Banco de Valencia ha pasado a manos de CaixaBank. El Ejecutivo valenciano ha liquidado su manipulada radiotelevisión pública después de haberla reventado con 1.200 millones de déficit y 1.800 empleados; ha vendido Terra Mítica y el aeropuerto de Castellón; va a privatizar la explotación de sus grandes emblemas: la Ciudad de las Artes, la Ciudad de la Luz… Los niños valencianos nacen con una deuda individual de 100.000 euros y casi un tercio de esta población de 5,2 millones se encuentra en riesgo de marginación social. Pese al clima, al mito del Mediterráneo feliz y al carácter trabajador y emprendedor del valenciano, dicen las encuestas que esta es la comunidad con más gente desanimada e irritada.

No es evidente, sin embargo, que la convenida catarsis que sucede al derrumbe del modelo especulativo y corrupto vaya a deshacer las tramas de saqueo anudadas a lo largo de estos años, ni a asegurar la sostenibilidad de esta autonomía que acumula una deuda de 40.000 millones de euros. Y eso que el calendario electoral aparece pespunteado con una ristra de juicios: Gürtel, Emarsa, Terra Mítica… y un interminable carrusel de comparecencias llamadas a poner fin a dos décadas de impunidad. ¡Pasen y vean en primera fila el gran espectáculo de la corrupción valenciano-española: 150 antiguos altos cargos imputados, entre ellos, dos presidentes de la Generalitat, cuatro vicepresidentes, nueve consejeros autonómicos, dos presidentes del Parlamento valenciano, catorce diputados regionales, alcaldes de las tres capitales, presidentes de las diputaciones de Castellón y Alicante, la cúpula del Partido Popular valenciano y un robo continuado del erario público estimado en 12.500 millones de euros!. ¿Hay quién dé más?. Seguir leyendo

Rato: ¿punta del iceberg?

iceberg_kozepesEl ex vicepresidente español y antiguo director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, fue detenido por unas horas e interrogado ayer en Madrid por la policía fiscal, la cual cateó su vivienda, su despacho principal y otros locales de su propiedad. Las acciones policiales se realizaron en el marco de una investigación por delitos de fraude, lavado de dinero y ocultamiento de bienes, las cuales se suman a otras causas abiertas contra el ex funcionario por su papel en la quiebra de la empresa financiera Bankia –un conglomerado de cajas de ahorro para ricos que hubo de ser rescatado con más de 23 mil millones de euros– y por uso indebido de tarjetas de crédito propiedad de esa institución, las cuales fueron utilizadas por Rato y sus colaboradores para gastos personales y, para colmo, sin declarar al fisco las percepciones correspondientes.

Aunque el que llegó a ser el segundo hombre más poderoso en los gobiernos de José María Aznar (perteneciente al Partido Popular, PP, actualmente en el gobierno) es investigado desde hace unos años, su detención temporal y el cúmulo de imputaciones a las que tiene que hacer frente cimbraron el ambiente político español. La presidencia que encabeza Mariano Rajoy ha pretendido salir del paso al afirmar que el caso prueba que en el país la justicia se aplica para todos y que el estado de derecho está vigente. Sin embargo, diversos sectores ciudadanos y políticos se preguntan en qué medida las acciones judiciales contra Rato son una suerte de vendetta interna en las filas del PP, en tanto que otros las interpretan como una política de control de daños orientada a desviar la atención de otras circunstancias graves de corrupción en un régimen cuyo partido gobernante ha sido mantenido, por años, por una trama de operaciones financieras tan ilícitas como turbias, que ha salido lentamente a la luz mediante otra investigación judicial: el llamado caso Gürtel, protagonizado por el ex financista del PP Luis Bárcenas. Por si fuera poco, la propia familia del rey Felipe se encuentra involucrada, por las personas de su hermana, la infanta Cristina, y su cuñado, Iñaki Urdangarin, por las pesquisas en torno a manejos financieros oscuros y fraudulentos. Seguir leyendo

El desastre irremisible del PP

Rajoy y Montoro, apoyados el uno en el otro, cerca del precipicio.

Rajoy y Montoro, apoyados el uno en el otro, cerca del precipicio.

En las últimas horas se ha empezado a especular con la posibilidad de que haya sido el Gobierno, a través de la Agencia Tributaria, el que ha propiciado la detención de Rodrigo Rato. Para convertirlo en un chivo expiatorio que atraiga todo el escarnio popular, haciendo olvidar a los otros 704, o más, altos cargos del sistema, o del PP, que también han blanqueado dinero de origen sospechoso.

Pero la maniobra va a valer de poco. Eso si no se frustra en breve. Porque el asunto ya ha hecho un daño irremediable a las expectativas electorales del PP. En las municipales y autonómicas. Pero sobre todo en las generales, que todo indica que ya ha perdido sin remisión. Porque de aquí a entonces, el caso del blanqueo no puede sino agravarse. Y en ocho meses pueden aparecer unos cuantos más.

Si el Gobierno, aplicando la ley, hubiera actuado contra Rato hace tres años, cuando ya sabía todo lo que tenía que saber sobre sus enjuagues, la cosa habría podido funcionar mejor. Pero lo que hizo entonces Montoro fue pergeñar una amnistía fiscal para Rato y otros amigos. Y, además, ocultar los indicios, o pruebas fehacientes, de blanqueo que dicha práctica había sacado a la luz. Justo cuando el juez Ruz acusaba al exsuperministro de gravísimos delitos en su gestión de Bankia. En 2012 Rato ya se había caído con todo su paquete. Pero Rajoy no se atrevió a tocarle un pelo, aunque eso iba en contra de los intereses del partido. Seguramente porque tenía miedo a cómo éste podía reaccionar. Al igual que antes le había pasado con Bárcenas.

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Torrijas ‘Chè que bó’ o por qué Valencia ‘is different’

rita y camps ferrariHace unas semanas, en relación a un artículo que publiqué, un lector comentó, refiriéndose a mí con un odio inusitado (pues ni me conoce de nada, ni el fondo del artículo justificaba su opinión), que «cómo no va a ser ‘pepero’ (y creo que fascista o lo daba a entender) si es valenciano». Más allá de lo hiriente de las palabras y el resentimiento que encerraban o la cobardía que se esconde tras el insulto desde la aséptica y cómoda trinchera de un portátil, aquella frase, que me llevó del estupor inicial a la indiferencia final, me dio qué pensar, pues el fondo del comentario era que la relación Valencia-PP estaba indisolublemente unida al binomio imagen bochornosa-corrupción, y que, por extensión, todos los valencianos éramos así: corruptos y vergonzantes.

Es la primera vez que alguien se refiere a mí en esos términos, pero no que lo haya escuchado cada vez que salgo de esta tierra e incluso dentro de ella: el PP se ha alzado como paradigma de Valencia y el valencianismo (si es que este término puede identificar un sentir regionalista y cultural) del mismo modo que lo hacen la paella, la horchata, las fallas, y el Chè que bó… Manda huevos, como diría aquel.

Chè que bó es una expresión genuinamente valenciana que viene a mostrar satisfacción por lo que se hace, se dice o se ve. Chè que bó que estaba el arròs,chè que bó lo que nos contó, chè que bó lo que has hechoChè que bó es una expresión que, además de mostrar satisfacción expresa complacencia, mucha complacencia y delectación, sobre todo cuando se aplica a la política y son los propios políticos y su clientela quienes se la aplican a sí mismos, al menos en Valencia.

Yo me pregunto: ¿Qué hemos hecho la totalidad de los valencianos para merecer que nos traten de este modo quienes nos gobiernan? ¿Es justo tomar la parte por el todo? ¿Les dará vergüenza a los políticos valencianos del PP y a sus votantes la imagen que han proyectado de Valencia al exterior? ¿Tenemos lo que nos merecemos? La verdad es que no sé si tenemos lo que merecemos, pero desde luego nos lo hemos ganado a pulso, porque es increíble que con todo lo que ha pasado, con el desprecio, la impunidad y la prepotencia con que se han administrado los presupuestos públicos, el PP siga en el Gobierno. Probablemente las cosas desde la distancia, cuando no te afectan directamente, se ven con más claridad; es lo que sucede cuando vemos que un amigo se enamora de quien no debe y ves cómo su vida entra en barrena, y por más que se lo digas ahí sigue, y terminas por decir: «Espabila, nene; y si no lo haces es porque tienes lo que buscabas». Así es como deben vernos desde fuera, como al amigo enamorado que ha perdido el norte.

Valencia es que is different. No puede ser de otra forma, cuando acumula más de 100 políticos del PP imputados en causas por corrupción (también de otras formaciones políticas, aunque menos). Hay quien se ha molestado en contarlos percatándose de que la suma de todos ellos formaría la tercera fuerza política en el espectro parlamentario. La última incorporación a esta vergonzosa lista es la de Juan Cotino,expresidente de las Cortes valencianas. No voy a darles más cobertura a su ya probada petulancia dando los nombres de los más destacados miembros de la misma, pero sirva como muestra de la catadura ética y moral de quienes gobiernan, el hecho de que políticos del PP valenciano recojan firmas para solicitar el indulto del inefable Carlos Fabra, sentenciado a cárcel por su tropelías. Ni por cuestiones ya estéticas son capaces de callar.

Valencia is different, desde luego, pues es algo insólito que una comunidad que ha sufrido con dureza los efectos de las políticas megalómanas de un Gobierno que apostó por un modelo de desarrollo que primó la imagen de marca al bienestar de sus ciudadanos, siga barriendo en las urnas, especialmente en las últimas. Mega-museos, aeropuertos, eventos carísimos y desproporcionados como visitas Papales, la Fórmula 1, la Copa del América… a costa de unos hospitales y unas escuelas públicas y de calidad, a costa de la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos… Claro que es una imagen que se exporta menos y se vende peor en el escaparate de las ciudades que pugnan por convertirse en un parque de atracciones.

Ríos de dinero enterrados en proyectos inservibles y olvidados y en los bolsillos de unos cuantos. «Te quiero un huevo» le decía Francisco Camps, por entonces presidente autonómico, a Álvaro Pérez el Bigotes, el cerebro Gürtel por excelencia, unas navidades antes de que unos trajes destaparan todo un mundo de corrupción y un modo de hacer las cosas y ver la vida total y absolutamente repulsivo. Qué asco.

Sí, Valencia is diferent porque es una ciudad que soñó con ser Miami pero solo llegó a emularla en sol y corrupción, porque ya lo daba la tierra y por empeño de quienes se obstinaron en ello. Con la imagen de un Don Johnson con cara de terminar de hacer la comunión, al volante de un ferrari descapotable junto a una alcaldesa satisfecha mientras pasean por las calles de la Valencia entregada y clientelar.

Hemos perdido tanto que al menos tened la cortesía de dejarnos esto: la corrupción. Ya sabemos que no somos los únicos, que a otras comunidades también le crecen los enanos, y nunca mejor dicho, y si no que se lo pregunten al muy ex molt honorable Jordi Pujol, pero aquí al menos lo hacemos a lo grande, con descaro, en desfile de Montesinos y con cava valenciano… Chè que bó.

Y sí, fíjate si Valencia is different que hasta las torrijas las hacemos como nos sale dels collons: con horchata. Aquí las tienes, las auténticas torrijas valencianas: Torrijas Chè que bó; unas torrijas complacidas y satisfechas con ella mismas por sabor y tradición, que acompañadas de un refrescante sorbete de café, nos mantendrán alerta y frescos ante cualquier tropelía.
Que las disfrutes.

torrijasNECESITARÁS (para 4 personas)

  • 8 rodajas gruesas de pan del día anterior
  • ½ l. de horchata
  • 4 huevos
  • Azúcar y canela
  • Aceite de oliva virgen extra para freír
  • 1 vaso de café (unos 2cl)
  • ½ vaso de agua

ELABORACIÓN

  1. Empapa muy bien el pan en la horchata hasta que la absorba prácticamente toda.
  2. Bate 2 huevos con una cucharadita de canela y dos de azúcar y reboza bien cada rebanada de pan.
  3. Calentar una sartén con aceite suficiente e ir friendo las torrijas. Pasarlas por papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y espolvorear con canela y azúcar.
  4. Juntar el café el agua, una punta de canela y 5 cucharadas de azúcar e introducir en el congelados.
  5. Batir dos claras a punto de nieve y cuando el café esté prácticamente congelado pero no del todo incorporar poco a poco las claras sin dejar de remover hasta obtener una pasta homogénea y consistente.
  6. Emplatado: en plato de postre servir dos torrijas por persona con una bola de sorbete sobre las mismas o al lado.

Sencillo, económico y buenísimo… Chè que bó.

NOTA

Puedes utilizar también pan de molde siempre que las cortadas sean gruesas y de molla consistente, le da una suavidad muy a tener en cuenta.
Si le añades al café un chupito de ron adquiere un sabor que combina muy, pero que muy bien con la horchata, del mismo modo que si en lugar de con agua haces el sorbete con horchata.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Corrupción en Miami, Moby Patti Labelle
Para la degustación: el Padrino.

VINO RECOMENDADO

Mistela Moscatel Turís. DO Valencia.

DÓNDE COMER

Desde Utiel hasta Valencia, desde las fronteras con Murcia, hasta las de Tarragona… De este a oeste, de norte a sur, qué más da el lugar mientras sea en la terreta, lo mijor* del mónChè que bó.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Un buen paseo entre naranjos, percibiendo los aromas dulces de azahar, será suficiente ejercicio para rebajar tan dulce bocado… siempre y cuando no seamos de los que prefieren quedarse con todo.

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Cotino, entre el fervor y el escándalo

El presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. / JOSÉ JORDÁN

El presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. / JOSÉ JORDÁN

“Haría muy bien de obispo”, dice sobre Juan Cotino alguien que lo conoce. Salvo por un problema. Es más papista que el papa. El fervor impregna su concepción del mundo hasta el punto de que, en los noventa, cuando pronunció el pregón de las fiestas de su pueblo, Xirivella, vinculó la caída del muro de Berlín a una intervención de la Virgen. Se puede ser católico y del Opus Dei, como es el caso, sin su fundamentalismo religioso, coinciden varios testimonios.

El presidente de las Cortes Valencianas, que llevó un crucifijo a la tribuna del hemiciclo para jurar su cargo, está al final de su carrera política. La semana pasada, la oposición en pleno reclamó su dimisión tras la publicación de varias conversaciones de un sumario judicial en las que su sobrino y responsable de la empresa familiar, Vicente Cotino, y el empresario alicantino Enrique Ortiz, se refieren a Juan Cotino como una persona clave para desbloquear o facilitar contratos con la Generalitat.

Él mismo asume que, con la perspectiva de la jubilación (cumplirá 65 años en enero), dejará el cargo “en un tiempo relativamente breve”. Pero ese final puede ser mucho más abrupto. Su nombre aparece en más de media docena de casos de corrupción. En ninguno de ellos está imputado, aunque todo indica que es sólo cuestión de oportunidad, o de aforamiento. Y el PP valenciano, que lidera el presidente Alberto Fabra, trata de distanciarse para minimizar los daños, mientras la oposición clama por su dimisión. Seguir leyendo

Gürtel desangra al PP valenciano

Imputados por corrupción en el PP de las Cortes Valencianas. / CARLES FRANCESC

Imputados por corrupción en el PP de las Cortes Valencianas. / CARLES FRANCESC

Cinco años después, la trama de corrupción masiva dirigida por Francisco Correa, que desparramó sus influencias por varias comunidades y una decena de ayuntamientos del PP, ha colocado a más de una docena de excargos públicos valencianos a los pies del banquillo de los acusados. Serán casi los primeros, pero a ellos les sucederán los implicados en el grueso del caso y otros excargos populares, como los de Madrid, defenestrados políticamente al inicio de la investigación, pero que aún no han rendido cuentas ante la justicia.

A 14 meses de las próximas elecciones municipales y autonómicas, los procesos judiciales colocarán bajo mínimos el prestigio del PP valenciano por sus prácticas presuntamente ilegales. Es probable que las maniobras de sus dirigentes impidan una nueva foto en el banquillo antes de las elecciones europeas, pero no podrán frenar las investigaciones y el remate a un proceso judicial que, día a día, certifica el despliegue de todo un mecanismo de corruptelas que los populares permitieron en la pasada década.

Sobre el horizonte de 2015, el PP valenciano resiste pero como un partido desangrado, sin que su líder, y presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sea capaz de atajar las líneas rojas que se marcó al inicio de su mandato, heredado tras la dimisión de Francisco Camps. Seguir leyendo

El saqueo de Valencia: el PP ya tiene 100 imputados por corrupción en la comunidad

El expresidente de la Generalitat, José Luis Olivas. (EFE)

El expresidente de la Generalitat, José Luis Olivas. (EFE)

Expresidentes y vicepresidentes de la Generalitat, exconsejeros autonómicos, altos cargos, diputados provinciales, alcaldes, concejales, funcionarios… El virus de la corrupción se ha contagiado a todas las instituciones públicas de la Comunidad Valenciana, controladas por el PP desde hace casi dos décadas; y la lista de imputados crece sin parar, en un bucle que parece no tener fin. Ya son más de 100 los señalados por la justicia, un auténtico récord para una región que apenas supera los cinco millones de habitantes.

«No son Alí Babá y los 40 ladrones; son muchos más«, afirma irónicamente el periodista Sergi Castillo, que el próximo 3 de diciembre presentará en Madrid Tierra de saqueo, un exhaustivo trabajo de investigación y documentación en el que destripa el cáncer de la corrupción en la Comunidad Valenciana, que se ha extendido como en ninguna otra región hasta alcanzar todas las terminales del poder político. Y que ha alcanzado una fase terminal que puede resultar letal para las aspiraciones electorales del PP, tanto en Valencia como en el resto de España.

«Mi libro es, en realidad, una obra colectiva», asegura Castillo, «porque parte de las investigaciones previas de varios medios de comunicación, entre ellos El Confidencial«. El hilo conductor que le ha servido para desenredar el ovillo de la corrupción ha sido la rama valenciana del caso Gürtel. Pero las tramas del saqueo son muchas más: los casos Nóos (que tiene también bajo sospecha al expresident Francisco Camps y a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá), Brugal, Emarsa, Cooperación, Terra Mítica, aeropuerto de Castellón, Canal Nou…

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La prosperidad de Valencia se cae a pedazos lastrada por años de despilfarro y corrupción

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra (EFE)

El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra (EFE)

La prosperidad de la Comunidad Valenciana, a la que su vecina Cataluña miraba de reojo hasta hace bien poco con una mezcla de envidia y recelo, resultó ser un espejismo. Tras casi dos décadas ininterrumpidas de gobiernos del PP, los valencianos pagan hoy los platos rotos de los excesos -y fueron muchos- de la era Camps. Despojada para siempre de las joyas de su sistema financiero -Bancaja y la CAM-, sin tejido industrial, carcomida por un índice de desempleo que supera el 28% y asfixiada por una deuda de casi 30.000 millones de euros, la región acaba de perder también un referente emocional y lingüístico: Canal Nou. Y con él buena parte de su autoestima colectiva.

Cuando Eduardo Zaplana apeó de la Generalitat al socialista Joan Lerma, en 1995, la televisión autonómica contaba con una plantilla que apenas llegaba a los 650 trabajadores. Ahora, con casi 1.700 empleados -no pocos de ellos familiares, amigos y enchufados del PP-, una deuda acumulada que roza los 1.400 millones de euros, una credibilidad engullida por la obscena manipulación de los gestores -léase comisarios políticos- nombrados por el partido y unos índices de audiencia raquíticos, Canal Nou se había transformado en un tumor que Alberto Fabra se ha visto empujado a extirpar de raíz, en parte por la torpeza con la que él mismo manejó el ERE que los jueces han acabado tumbando.

El actual presidente de la Generalitat llamó a Madrid para intentar a la desesperada que Cristóbal Montoro le diera un dinero extra con el que salvar in extremis la cadena. Pero el ministro de Hacienda se aferró a la ortodoxia del déficit y le dio con la puerta en las narices. Mariano Rajoy, que ni siquiera se le puso al teléfono, sigue apostando por Fabra no por convicción, sino porque no tiene recambio. Es un president débil y sin autoridad, incapaz de gobernar su propio partido -el líder del PP valenciano, Alfonso Rus, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, le ningunean en cuanto tienen ocasión- y que, para combatir su soledad y falta de apoyos, se ha rodeado de un reducido equipo de fieles -con el vicepresidente José Ciscar a la cabeza- muy cuestionado internamente.

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La caja negra del PP

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, abandona la Audiencia Nacional tras declarar como testigo por el caso Bárcenas. / GRS / Gtresonline

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, abandona la Audiencia Nacional tras declarar como testigo por el caso Bárcenas. / GRS / Gtresonline

Las comparaciones son odiosas y las metáforas también lo son: que si se habla de dinero negro, sobresueldos, de la contabilidad “B”, de la caja oculta del PP… El caso es que negro y muy negro lo están viendo en el Partido Popular este agosto del 2013, a pesar de los signos de bonanza económica que dicen que se ven ya al final del túnel… negro de España. Esto sucede porque no cogen al toro (Bárcenas y la corrupción del caso Gürtel) por los cuernos y se enfrentan a la cruda realidad social española (menos austeridad y más estímulos al crecimiento y al empleo, reformas laborales inútiles, paro y más paro real). Rajoy sigue impertérrito, negándolo todo, en una actitud numantina. Para el PP y para Rajoy todo vale.

Y no hablamos solo del caso Bárcenas ni de la posible moción de censura -o dimisión- de Rajoy. Eso lleva ya su curso con el juez Ruz, junto a las investigaciones judiciales de la presunta financiación irregular del PP, la ocultación de grandes donativos de constructores al Partido Popular,  y los posibles delitos fiscales por sobresueldos de los dirigentes peperos. Aunque estas acusaciones para el PP –para Rajoy- son  mentiras interpretables: todo es del color del cristal con que se mire. Todo vale para el PP. Dijo Mariano Rajoy en el Parlamento español que no es responsable de las mentiras de un delincuente como Bárcenas. Por cierto, al que él nombró tesorero de su partido y le tildó de intachable y honorable persona, merecedor de gran confianza para él…

Vemos ahora que el Presidente del Constitucional, Pérez de los Cobos, defiende el compaginar su militancia del PP   -con carné y pago de cuotas-, con su cargo de magistrado –al menos tres años- del alto Tribunal ??!! Y se queda tan pancho el actual Presidente Pérez,  apoyado tenazmente por los dirigentes de su partido. ¿Se puede ser militante destacado de un partido y ser a la vez magistrado, nada menos que del Tribunal Constitucional, decidiendo sobre varios casos presentados por su propio partido? Y esto se hace sabiendo que los estatutos del partido de Rajoy fijan como deber sagrado del afiliado “cumplir las directrices políticas e ideológicas del partido. Seguir leyendo

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