
Las bombas rusas guiadas por satélite KAB-500S. (Foto: Armament Research/Alexander Kots/Komsomolskaya Pravda)
Una intervención limitada en un conflicto remoto puede servir para que una potencia muestre al mundo sus capacidades militares. Incluso como una magnífica forma de propaganda, si se dedica a la venta de material bélico. Es lo que Rusia parece estar haciendo en Siria, donde además de mostrar su capacidad de proyección ha desplegado toda una serie de armas y habilidades que no eran del dominio publico o que no habían sido probadas hasta ahora fuera de sus propias fronteras
Varias de ellas demuestran que Rusia ha conseguido en los últimos años dejar atrás algunas limitaciones técnicas que plagaron la industria armamentística en la era soviética, y en el proceso está consiguiendo alcanzar a los Estados Unidos en algunos aspectos en los que las fuerzas armadas de este país reinaban de modo absoluto. Estas son algunas de las armas más mortíferas e inusuales que han aparecido en Siria desde la intervención rusa.
Krasukha-4: la guerra de los electrones

El Krasukha-2, una versión anterior del sistema utilizado por Rusia hoy en día en Siria. (Foto: Wikimedia Commons)
En el combate moderno, las ondas son tan importantes como los explosivos o el fuego. Sin las comunicaciones por radio, los datos generados por el radar, las localizaciones vía satélite y la inteligencia electrónica, un ejército actual está sordo y ciego, incapaz de coordinarse o siquiera de encontrar al enemigo. Por eso la guerra electrónica es una parte vital de las especialidades bélicas modernas, y por eso el coste de los equipos dedicados a estos menesteres en todas las plataformas (aéreas, terrestres y navales) cada vez es más importante: hoy los aviones, carros de combate y navíos de guerra necesitan amplias capacidades de guerra electrónica a bordo simplemente para sobrevivir. Lo que no quita que también existan plataformas dedicadas específicamente al combate de las ondas. Seguir leyendo
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