Barberá, el ocaso de ‘la alcaldesa de España’

La regidora de Valencia durante 25 años pierde el favor del PP por la corrupción.

Rita Barberá

Rita Barberá, en su despacho en 2015. Mònica Torres EL PAÍS

El escándalo de corrupción en la Comunidad Valenciana le ha estallado al PP en el peor momento, surtiendo a la oposición de munición y complicando aún más un pacto de Gobierno. Consciente de que tienen por delante un goteo de detenciones y revelaciones comprometedoras, el partido intenta marcar distancias. Y eso incluye ahora a Rita Barberá, alcaldesa de Valencia durante 25 años. El PP ya no la defiende y confía en que dé un paso atrás y dimita.

Rajoy, amigo personal de Barberá —la llama la alcaldesa de España por sus cinco victorias electorales—, la defendía a finales de enero. “Está absolutamente limpia”, dijo, pero poco después fue imputado todo su equipo en Valencia salvo ella —que es aforada— y un edil nuevo del grupo municipal. El martes la rebajó a categoría de “una militante más” y el jueves advirtió de que “todo el mundo, sea quien sea, tendrá el mismo trato. Esto se acabó. Aquí ya no se pasa ninguna”.

Barberá presidió el congreso nacional del PP en Valencia que rescató al líder del PP tras la rebelión sucesoria por el batacazo electoral —el segundo— de 2008. Rajoy agradeció aquel respaldo en varias ocasiones y tuvo con la alcaldesa deferencias que negó a otros dirigentes populares, como recibirla durante tres horas en La Moncloa en septiembre de 2014 para sorpresa del presidente valenciano Alberto Fabra y en plena batalla por las candidaturas.

El líder del PP zanjó cualquier debate en el partido sobre su relevo y apoyó con entusiasmo su campaña en las municipales del pasado mayo. “No sé si es mi obligación decirlo o no, pero me trae sin cuidado. Rita, eres la mejor. A ti te quieren los vecinos de Valencia y no a los que acosan, insultan y mienten”, manifestó Rajoy el mismo día en que la fiscalía abría diligencias por unos gastos de representación de la alcaldía de Valencia. Ni el presidente ni nadie en el partido se atreven ahora a calificar de acoso las acusaciones a la exalcaldesa. Seguir leyendo

Entervista a Albert Girona, Secretario autonómico de cultura

«No hemos venido a cortar cabezas de nadie y lo que sirva no lo vamos a cambiar».

Albert Girona, en las dependencias de la conselleria de Cultura. / SIGNES

Albert Girona, en las dependencias de la conselleria de Cultura. / SIGNES

Mikel Labastida realiza esta entrevista al Secretario Eutonómico de Cultura que publica el diario Las Provincias.

Tras ser alcalde de Almussafes (con el Bloc-Compromís de 2009 a 2015) pretendía volver a dar clases en la Universidad de Valencia, donde es profesor de Historia Contemporánea, pero le ofrecieron ocuparse de la cultura de la Comunitat, un reto al que no supo resistirse como demuestra en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación.

-Tras varios meses en el cargo y tras haberse reunido con casi todos los sectores, ¿qué diagnóstico hace de la cultura en la Comunitat?

-Desde el punto de vista de la gestión cultural la Comunitat ha pasado una etapa muy oscura. La realidad que nos hemos encontrado no es la deseable, como la desmotivación de los trabajadores o el desconcierto. Y luego no nos esperábamos topar con realidades financieras tan duras en todos los sitios, en el San Pío V, en el IVAM, en el Palau de les Arts, en Castellón Cultural…

-¿Será la cultura la hermana pobre en una conselleria compartida con educación?

-Nos hemos hecho esa reflexión y me atrevo a decir que no, queremos que la cultura tenga un papel protagonista y central. Al principio había que volcarse más en la educación pero ya hemos empezado a tomar decisiones en cultura.

-La imagen del conseller Marzà está más asociada a actos educativos que a culturales.

-Es cierto que había una prioridad con los temas educativos, pero la segunda etapa es la de la cultura y ya hemos empezado.

-¿Cuáles van a ser las líneas maestras que se van a seguir?.

-En unos días vamos a presentar el código de Buenas Prácticas que creemos que hace falta para todos los cargos. Después de una etapa donde ha habido demasiado ‘dirigismo’ político en materia cultural es bueno que las reglas del juego se planteen de manera clara. Pretendemos crear un modelo de gestión que sea lo más transparente y participativo posible. Nos gustaría además que no se quedase en la Generalitat, sino que se extendiese también a los ayuntamientos y a las diputaciones. Además queremos elaborar un plan estratégico global de cultura, que se organice desde el mundo académico sin ningún tipo de ‘dirigismo’ por parte nuestra, pero sí con unos supuestos mínimos.

-¿Cuáles son esos supuestos?. Seguir leyendo

Rita Barberá, ejemplo del abandono del valenciano por el PP

Alberto Fabra, presidente de Valencia, y la alcaldesa Rita Barberá, en 2014. / tania castro

Alberto Fabra, presidente de Valencia, y la alcaldesa Rita Barberá, en 2014. / tania castro

Rita Barberá lleva casi un cuarto de siglo de gobierno en el Ayuntamiento de Valencia sin dar muestras de querer aprender o comunicarse en la lengua de su pueblo, aquella con la que se han escrito obras cumbre de la literatura universal como Tirant lo Blanc y que emplean 10 millones de personas. Su desconocimiento de la lengua quedó patente en la Crida, un acto que sirve de inicio de la fiesta de las fallas, en el que mezcló palabras en castellano (“el fred del verano”) con otras inventadas e irreconocibles (“dejeim”).

Ni siquiera ante tan claro acto de desprecio por la lengua de los valencianos, el Partido Popular se ha atrevido a criticar a la alcaldesa. Su partido ha preferido calificar de “anécdota” el escándalo del tradicional acto fallero. Pedir responsabilidades —por ejemplo por parte del presidente valenciano, Alberto Fabra, que se hallaba a escasos metros de Barberá durante aquel bochornoso espectáculo— hubiera supuesto una política que es ajena al PP: la defensa del valenciano en sus intervenciones públicas.

Por eso llamó gratamente la atención el viernes que el Rey Felipe VI utilizara correctamente la lengua del Tirant lo Blanc en buena parte del discurso pronunciado en Valencia con ocasión de la entrega de la Distinción de la Generalitat que el Consell le concedió por la festividad del 9 de Octubre. Don Felipe hizo un esfuerzo, a pesar de que el valenciano no es su lengua, pero se notaron sus conocimientos de la variante dialectal occidental, el catalán.

Sin embargo, no fue más fluido el valenciano del presidente de la Generalitat, que se limitó a leer en esta lengua el decreto de concesión. Alberto Fabra se expresa en castellano, a pesar de proceder de una zona valencianoparlante como Castellón y de haberse preocupado de recibir clases de valenciano. Seguir leyendo

Torrijas ‘Chè que bó’ o por qué Valencia ‘is different’

rita y camps ferrariHace unas semanas, en relación a un artículo que publiqué, un lector comentó, refiriéndose a mí con un odio inusitado (pues ni me conoce de nada, ni el fondo del artículo justificaba su opinión), que «cómo no va a ser ‘pepero’ (y creo que fascista o lo daba a entender) si es valenciano». Más allá de lo hiriente de las palabras y el resentimiento que encerraban o la cobardía que se esconde tras el insulto desde la aséptica y cómoda trinchera de un portátil, aquella frase, que me llevó del estupor inicial a la indiferencia final, me dio qué pensar, pues el fondo del comentario era que la relación Valencia-PP estaba indisolublemente unida al binomio imagen bochornosa-corrupción, y que, por extensión, todos los valencianos éramos así: corruptos y vergonzantes.

Es la primera vez que alguien se refiere a mí en esos términos, pero no que lo haya escuchado cada vez que salgo de esta tierra e incluso dentro de ella: el PP se ha alzado como paradigma de Valencia y el valencianismo (si es que este término puede identificar un sentir regionalista y cultural) del mismo modo que lo hacen la paella, la horchata, las fallas, y el Chè que bó… Manda huevos, como diría aquel.

Chè que bó es una expresión genuinamente valenciana que viene a mostrar satisfacción por lo que se hace, se dice o se ve. Chè que bó que estaba el arròs,chè que bó lo que nos contó, chè que bó lo que has hechoChè que bó es una expresión que, además de mostrar satisfacción expresa complacencia, mucha complacencia y delectación, sobre todo cuando se aplica a la política y son los propios políticos y su clientela quienes se la aplican a sí mismos, al menos en Valencia.

Yo me pregunto: ¿Qué hemos hecho la totalidad de los valencianos para merecer que nos traten de este modo quienes nos gobiernan? ¿Es justo tomar la parte por el todo? ¿Les dará vergüenza a los políticos valencianos del PP y a sus votantes la imagen que han proyectado de Valencia al exterior? ¿Tenemos lo que nos merecemos? La verdad es que no sé si tenemos lo que merecemos, pero desde luego nos lo hemos ganado a pulso, porque es increíble que con todo lo que ha pasado, con el desprecio, la impunidad y la prepotencia con que se han administrado los presupuestos públicos, el PP siga en el Gobierno. Probablemente las cosas desde la distancia, cuando no te afectan directamente, se ven con más claridad; es lo que sucede cuando vemos que un amigo se enamora de quien no debe y ves cómo su vida entra en barrena, y por más que se lo digas ahí sigue, y terminas por decir: «Espabila, nene; y si no lo haces es porque tienes lo que buscabas». Así es como deben vernos desde fuera, como al amigo enamorado que ha perdido el norte.

Valencia es que is different. No puede ser de otra forma, cuando acumula más de 100 políticos del PP imputados en causas por corrupción (también de otras formaciones políticas, aunque menos). Hay quien se ha molestado en contarlos percatándose de que la suma de todos ellos formaría la tercera fuerza política en el espectro parlamentario. La última incorporación a esta vergonzosa lista es la de Juan Cotino,expresidente de las Cortes valencianas. No voy a darles más cobertura a su ya probada petulancia dando los nombres de los más destacados miembros de la misma, pero sirva como muestra de la catadura ética y moral de quienes gobiernan, el hecho de que políticos del PP valenciano recojan firmas para solicitar el indulto del inefable Carlos Fabra, sentenciado a cárcel por su tropelías. Ni por cuestiones ya estéticas son capaces de callar.

Valencia is different, desde luego, pues es algo insólito que una comunidad que ha sufrido con dureza los efectos de las políticas megalómanas de un Gobierno que apostó por un modelo de desarrollo que primó la imagen de marca al bienestar de sus ciudadanos, siga barriendo en las urnas, especialmente en las últimas. Mega-museos, aeropuertos, eventos carísimos y desproporcionados como visitas Papales, la Fórmula 1, la Copa del América… a costa de unos hospitales y unas escuelas públicas y de calidad, a costa de la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos… Claro que es una imagen que se exporta menos y se vende peor en el escaparate de las ciudades que pugnan por convertirse en un parque de atracciones.

Ríos de dinero enterrados en proyectos inservibles y olvidados y en los bolsillos de unos cuantos. «Te quiero un huevo» le decía Francisco Camps, por entonces presidente autonómico, a Álvaro Pérez el Bigotes, el cerebro Gürtel por excelencia, unas navidades antes de que unos trajes destaparan todo un mundo de corrupción y un modo de hacer las cosas y ver la vida total y absolutamente repulsivo. Qué asco.

Sí, Valencia is diferent porque es una ciudad que soñó con ser Miami pero solo llegó a emularla en sol y corrupción, porque ya lo daba la tierra y por empeño de quienes se obstinaron en ello. Con la imagen de un Don Johnson con cara de terminar de hacer la comunión, al volante de un ferrari descapotable junto a una alcaldesa satisfecha mientras pasean por las calles de la Valencia entregada y clientelar.

Hemos perdido tanto que al menos tened la cortesía de dejarnos esto: la corrupción. Ya sabemos que no somos los únicos, que a otras comunidades también le crecen los enanos, y nunca mejor dicho, y si no que se lo pregunten al muy ex molt honorable Jordi Pujol, pero aquí al menos lo hacemos a lo grande, con descaro, en desfile de Montesinos y con cava valenciano… Chè que bó.

Y sí, fíjate si Valencia is different que hasta las torrijas las hacemos como nos sale dels collons: con horchata. Aquí las tienes, las auténticas torrijas valencianas: Torrijas Chè que bó; unas torrijas complacidas y satisfechas con ella mismas por sabor y tradición, que acompañadas de un refrescante sorbete de café, nos mantendrán alerta y frescos ante cualquier tropelía.
Que las disfrutes.

torrijasNECESITARÁS (para 4 personas)

  • 8 rodajas gruesas de pan del día anterior
  • ½ l. de horchata
  • 4 huevos
  • Azúcar y canela
  • Aceite de oliva virgen extra para freír
  • 1 vaso de café (unos 2cl)
  • ½ vaso de agua

ELABORACIÓN

  1. Empapa muy bien el pan en la horchata hasta que la absorba prácticamente toda.
  2. Bate 2 huevos con una cucharadita de canela y dos de azúcar y reboza bien cada rebanada de pan.
  3. Calentar una sartén con aceite suficiente e ir friendo las torrijas. Pasarlas por papel absorbente para eliminar el exceso de aceite y espolvorear con canela y azúcar.
  4. Juntar el café el agua, una punta de canela y 5 cucharadas de azúcar e introducir en el congelados.
  5. Batir dos claras a punto de nieve y cuando el café esté prácticamente congelado pero no del todo incorporar poco a poco las claras sin dejar de remover hasta obtener una pasta homogénea y consistente.
  6. Emplatado: en plato de postre servir dos torrijas por persona con una bola de sorbete sobre las mismas o al lado.

Sencillo, económico y buenísimo… Chè que bó.

NOTA

Puedes utilizar también pan de molde siempre que las cortadas sean gruesas y de molla consistente, le da una suavidad muy a tener en cuenta.
Si le añades al café un chupito de ron adquiere un sabor que combina muy, pero que muy bien con la horchata, del mismo modo que si en lugar de con agua haces el sorbete con horchata.

MÚSICA PARA ACOMPAÑAR

Para la elaboración: Corrupción en Miami, Moby Patti Labelle
Para la degustación: el Padrino.

VINO RECOMENDADO

Mistela Moscatel Turís. DO Valencia.

DÓNDE COMER

Desde Utiel hasta Valencia, desde las fronteras con Murcia, hasta las de Tarragona… De este a oeste, de norte a sur, qué más da el lugar mientras sea en la terreta, lo mijor* del mónChè que bó.

QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS

Un buen paseo entre naranjos, percibiendo los aromas dulces de azahar, será suficiente ejercicio para rebajar tan dulce bocado… siempre y cuando no seamos de los que prefieren quedarse con todo.

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Cotino, entre el fervor y el escándalo

El presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. / JOSÉ JORDÁN

El presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino. / JOSÉ JORDÁN

“Haría muy bien de obispo”, dice sobre Juan Cotino alguien que lo conoce. Salvo por un problema. Es más papista que el papa. El fervor impregna su concepción del mundo hasta el punto de que, en los noventa, cuando pronunció el pregón de las fiestas de su pueblo, Xirivella, vinculó la caída del muro de Berlín a una intervención de la Virgen. Se puede ser católico y del Opus Dei, como es el caso, sin su fundamentalismo religioso, coinciden varios testimonios.

El presidente de las Cortes Valencianas, que llevó un crucifijo a la tribuna del hemiciclo para jurar su cargo, está al final de su carrera política. La semana pasada, la oposición en pleno reclamó su dimisión tras la publicación de varias conversaciones de un sumario judicial en las que su sobrino y responsable de la empresa familiar, Vicente Cotino, y el empresario alicantino Enrique Ortiz, se refieren a Juan Cotino como una persona clave para desbloquear o facilitar contratos con la Generalitat.

Él mismo asume que, con la perspectiva de la jubilación (cumplirá 65 años en enero), dejará el cargo “en un tiempo relativamente breve”. Pero ese final puede ser mucho más abrupto. Su nombre aparece en más de media docena de casos de corrupción. En ninguno de ellos está imputado, aunque todo indica que es sólo cuestión de oportunidad, o de aforamiento. Y el PP valenciano, que lidera el presidente Alberto Fabra, trata de distanciarse para minimizar los daños, mientras la oposición clama por su dimisión. Seguir leyendo

Los archivos vaticanos del Institut Borja abandonarán Valencia por «desinterés de las instituciones»

Los BorjaEl Institut d’Estudis Borgians ha anunciado que los más de dos millones y medio de documentos relativos a la familia de los papas Borgia procedentes del Archivo Secreto del Vaticano «se irán de Valencia», donde se encuentran depositados desde el año 2007, a causa del «desinterés de las instituciones».

El organismo cultural tienen previsto explicar los detalles de esta decisión en la rueda de prensa que ha convocado para el próximo lunes en el Octubre Centre de Cultura Contemporània (OCCC), donde, hasta el momento, se custodian los fondos documentales. En el acto participarán, Eliseu Climent, secretario del Instituto Internacional d’Estudis Borgians, y el catedrático de Historia Medieval de la Universitat de València Antoni Furió.

El instituto recuerda que entre la abundante documentación que guarda hay material sobre los papados completos de los valencianos Calixto III y Alejandro VI. La mayoría de esta documentación es «inédita y su estudio permitiría conocer definitivamente las características más importantes de esta familia valenciana universal», subrayan desde la entidad.

«Los archivos vaticanos –prosiguen– se encuentran en poder del Instituto Borja desde noviembre de 2007, cuando fueron entregados en una ceremonia donde participaron, entre otros, Luca Carboni, secretario del Archivio Segreto Vaticano, y Jaime de Marichalar, entonces presidente de la Fundación Winterthur, que patrocinó la adquisición». Seguir leyendo

Blasco, la derrota de ‘Invictus’

Rafael Blasco ha sido un animal político cuyo vocabulario gira en torno a un solo vocablo: resistir.

Rafael Blasco, en su despacho en Les Corts. / TXEMA RODRÍGUEZ

Rafael Blasco, en su despacho en Les Corts. / TXEMA RODRÍGUEZ

La mixomatosis es la gran amenaza para los conejos. Una enfermedad vírica que durante los últimos años se ha convertido en una plaga mundial que afecta a estos mamíferos roedores. Una vez el virus afecta al conejo, el animal se vuelve apático, pierde el apetito y desarrolla fiebre. Si el conejo no tiene resistencia, en unos 13 días le sobreviene la muerte.

A Rafael Blasco, exconseller y exhombre fuerte del Consell, le apodaban «el conejo» varios de los imputados en la trama de ayudas a las ONG, según consta en el sumario que instruye la juez Nieves Molina. El escándalo de Cooperación se convirtió en la particular mixomatosis del dirigente popular. Un animal político cuyo vocabulario gira en torno a un solo vocablo: resistir. Blasco sabe que, como le ocurre a los conejos, flaquear será su sentencia judicial. La carrera política, por otro lado, ya está finiquitada. A principios de junio se supo que la Abogacía de la Generalitat pide más de 10 años de cárcel para él y la Fiscalía se va hasta los 14. Un día antes era el PSPV, como acusación particular, quien solicitaba 15 años de prisión.

La Justicia ha decidido ahora que Rafael Blasco (Alzira, 9 de febrero de 1945) es culpable. La condena: 8 años de cárcel y 20 de inhabilitación. Ha sido un proceso farragoso, intenso y nada estético que ha puesto final a su peculiar carrera política. En la intimidad, históricos socialistas brindarán con cava si ven caer al personaje más odiado por el puño y la rosa.

La historia política más contada de la Comunitat

La de Blasco es la historia política más contada de la Comunitat. Gobierno y oposición se la saben de memoria. Pero se ha convertido en la radiografía exacta de lo que es, para lo bueno y para lo malo, Rafael Blasco.

El joven Blasco se curtió a la izquierda de la izquierda. Con el marxismo como fuente de inspiración se labró un futuro a golpe de escisiones de partidos matriz para crearse poco a poco su propia historia. Desafiando al franquismo en la última etapa de la dictadura como miembro del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP). Blasco pisó la cárcel, la Modelo de Barcelona en concreto, tras volver de una reunión clandestina más allá de los Pirineos.

Con el autonomismo, entró en el equipo de Lerma. En la Universidad, mientras estudiaba la licenciatura de Derecho conoció a Ciprià Ciscar, a la postre su cuñado, ya que se casó con su hermana Consuelo. Batalló duro en el Sindicato Democrático Universitario. A finales de los ochenta, llegó su primer escándalo. La reclasificación de unos terrenos con conexiones en Paterna y Calp le llevaron al banquillo de los acusados. Fue absuelto. Lerma ya le había dado boleto de la conselleria de Obras Públicas y del PSOE.

Juró odio eterno a los socialistas valencianos. Vendió sus conocimientos y dossiers al mejor postor y Eduardo Zaplana, largo como ninguno, lo fichó para ganar la presidencia de la Generalitat. Blasco lo llevó en volandas. Conseller sin afiliación, firmó su carné de militante del PP en Castellón el mismo día en el que Carmina Ordoñez sumía al mundo rosa en un paño de lágrimas por su muerte tan prematura y el PSPV reelegía a Pla líder.

Las espaldas de Blasco cargaron la acometida de la oposición por el asunto Lonerson (le afectó en su etapa en Bienestar Social, sin llegar al juzgado) en plena transición de Zaplana a Camps con Olivas como presidente. Un asunto raro en el que ya pululaban algunos de los que se han hecho famosos con la trama de Cooperación.

Blasco mantuvo puesto fijo en el Gobierno valenciano. Con Camps anduvo por las áreas de Sanidad y Territorio para terminar en una conselleria menor que él mismo se encargó de darle realce. Movilizó al partido desde el área de Participación Ciudadana pero conservó una parte para mover dinero a golpe de subvención solidaria. El dirigente popular, que conservará el puesto de portavoz sin atribuciones hasta que se aclare el tema de su imputación, fue el primer cargo de la Comunitat capaz de hacer doblete en Consell y como síndico del grupo.

Camps, que lo sacó de su último Gobierno, lo mantuvo como síndico en Les Corts y le brindó sillón en las reuniones del pleno del Consell. Una de las excentricidades que fulminó Fabra al instante. Blasco, que animó a sus diputados en horas bajas con películas como ‘Invictus’, ya no es invencible. Quizá su historia sirva para hacer un remake de ‘Sopa de Ganso’, con la que también instruyó a la bancada popular.

Las Provincias

 

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Cónsul honorífico

Consul honorificoA un castellonero que vive en el extranjero le han enviado esta carta (imagen). Su contestación no tiene desperdicio:

«Excelentísimo Señor Alcalde,

Reconozco que he recibido con sorpresa su petición de convertirme en embajador de Castellón aprovechando que me encuentro exiliado en un país europeo; pero tras el sobresalto, ha venido el orgullo de quien nació en Castellón y, a pesar de la distancia, reconoce la Plana como su hogar. Convertirme en embajador de la ciudad es todo un honor para el que no se si estoy preparado, aunque tengo experiencia en defender mi ciudad: durante años he tenido que poner mi mejor sonrisa cuando me preguntaban si me iba a Castellón en tren o avión y debía aceptar de buen grado las bromas que hemos sufrido los castellonenses sobre el aeropuerto y su estatua. Nuestro aeropuerto, perdón, el aeropuerto del abuelo ha sido todo un máster en diplomacia para cualquier castellonense que viviera fuera.

Aún así, se me hace extraño convertirme en embajador para representar a mi ciudad a la vez que me quitan mi tarjeta sanitaria a los 90 días de marcharme. Seré cosa mía, que soy muy agorero, pero ¿qué me pasara si en medio de mi nueva función representativa me tuerzo un tobillo mientras la seguridad social española se desentiende de mi a los 3 meses de vivir fuera por más que haya cotizado? ¿Tiene el ayuntamiento una salida preparada para estos percances? Estoy seguro de que están trabajando en ello. Seguir leyendo

Gürtel desangra al PP valenciano

Imputados por corrupción en el PP de las Cortes Valencianas. / CARLES FRANCESC

Imputados por corrupción en el PP de las Cortes Valencianas. / CARLES FRANCESC

Cinco años después, la trama de corrupción masiva dirigida por Francisco Correa, que desparramó sus influencias por varias comunidades y una decena de ayuntamientos del PP, ha colocado a más de una docena de excargos públicos valencianos a los pies del banquillo de los acusados. Serán casi los primeros, pero a ellos les sucederán los implicados en el grueso del caso y otros excargos populares, como los de Madrid, defenestrados políticamente al inicio de la investigación, pero que aún no han rendido cuentas ante la justicia.

A 14 meses de las próximas elecciones municipales y autonómicas, los procesos judiciales colocarán bajo mínimos el prestigio del PP valenciano por sus prácticas presuntamente ilegales. Es probable que las maniobras de sus dirigentes impidan una nueva foto en el banquillo antes de las elecciones europeas, pero no podrán frenar las investigaciones y el remate a un proceso judicial que, día a día, certifica el despliegue de todo un mecanismo de corruptelas que los populares permitieron en la pasada década.

Sobre el horizonte de 2015, el PP valenciano resiste pero como un partido desangrado, sin que su líder, y presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, sea capaz de atajar las líneas rojas que se marcó al inicio de su mandato, heredado tras la dimisión de Francisco Camps. Seguir leyendo

Tarjeta roja a Fabra

Tarjeta roja a FabraParte de la otra sociedad civil – aquella que no acudió al esperpéntico acto organizado por Fabra-, partidos políticos de izquierdas y sindicatos han convocado una manifestación contra  contra la “catástrofe política, económica, social y moral que supone el PP y Alberto Fabra” para el Pais Valencià.

El acto será el viernes 7 de marzo a las 19 horas en la Plaza de la Virgen de Valencia, precisamente el lugar que simboliza la resistencia contra los abusos del poder por el uso que hace de ella la Asociación de Víctimas del Metro. El Ayuntamiento de Valencia plantea ahora restringir el uso de ese y otros lugares emblemáticos de la ciudad.

El acto, que pide una “tarjeta roja” para Fabra, agrupará a gran parte del tejido social de izquierdas. Lo convocan, entre otros, sociedades valencianistas (Societat Coral El Micalet o Acció Cultural), colectivos perjudicados por el cierre de Canal 9 (comité de empresa de Ràdio Televisió Valenciana o Mildenou), grupos movilizados en defensa del sector o las ayudas públicas (Coordinadora de Discapacitat i Dependència o Plataforma per l’Ensenyament Públic), la PAH, Salvem el Cabanyal o sindicatos como UGT o Intersindical.

PSPV, Compromís y EU, los partidos que formarían el eventual “tripartito”, demonizado por el PP por catalanista y secesionista, también estarán en la protesta junto con casi 30 colectivos progresistas. La petición genérica será la de hacer explícita la posibilidad de una alternativa, visualizar la posibilidad de un “cambio”. Seguir leyendo

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