Los otros (y verdaderos) culpables de la crisis

Los economistas Robinson (Universidad de Harvard) y Acemoglu (MIT de Massachusetts) han escrito* un luminoso libro en el que explican por qué fracasan las naciones. Su tesis no es original, pero aplicada al caso español resulta esclarecedora.

Robinson y Acemoglu demuestran con buena información por qué unos países son prósperos gracias a contar con instituciones democráticas que procuran el bienestar general, mientras que otros -los más atrasados-, quedan en manos de élites políticas que sólo pretenden su propia satisfacción. La prosperidad de las naciones, vienen a decir, no depende de sus riquezas naturales, sino de la calidad de sus instituciones.

Ofrecen varios ejemplos. El más evidente se localiza en la enorme frontera que separa a México y EEUU. Al norte, un país rico con instituciones democráticas que funcionan de forma razonable. Al sur, una nación donde la corrupción política ha sido la norma general. Y ponen como paradigma la figura de Antonio López de Santa Ana, que fue presidente de su país en once ocasiones. Durante ese periodo, México perdió El Álamo y Texas y se desangró por una desastrosa guerra con EEUU. No fue un caso excepcional. Entre 1824 y 1867 hubo 52 presidentes en México, la mayoría de ellos después de un pronunciamiento al margen de la Constitución.

EEUU, por el contrario, disfrutó en ese periodo de una gran estabilidad política gracias a contar con una arquitectura institucional democrática que permitía la separación de poderes e incentivaba la creación de riqueza. Sin duda, como consecuencia de los diferentes modelos de colonización. Mientras que la conquista española convertía a los indígenas en esclavos, los colonos ingleses que llegaron a EEUU cultivaban sus propias tierras. Como recuerdan Robinson y Acemoglu, el resultado fue que entre 1820 y 1845 sólo el 19% de los titulares de patentes en EEUU tenían padres que fueran profesionales o grandes terratenientes. Si un ciudadano era pobre pero tenía una buena idea, podía conseguir una patente, y ahí está el célebre caso de Edison. Seguir leyendo

¿Quién tiene la culpa del escándalo de Bankia?

Ante el escándalo generado por la nacionalización de Bankia, cabe preguntarse quiénes son los culpables de su hundimiento. Y es que su situación ha puesto en jaque a todo el sistema financiero español. Las mayores responsabilidades apuntan a los fallos de supervisión del Banco de España. Pero hay más factores que han conducido a esta crisis. ¿Quién tiene realmente la culpa?

La fusión de Caja Madrid y Bancaja, avalada por el Gobierno de Zapatero: La operación entre Caja Madrid y Bancaja contó con el apoyo político del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y del líder de la oposición, Mariano Rajoy. Ambos sentaron las bases de un acuerdo para no obstaculizar, con guerra de partidos, el proceso de reestructuración. Caja Madrid quiso convertirse en la gran caja de España y para ello se apresuró a buscar los apoyos políticos necesarios, que fueron mayoritariamente del PP, pero que también encontraron respaldo en las filas del PSOE. Al final, la integración de ambas entidades ha resultado ser un ‘pufo’.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez, desaparecido en combate: El encargado de fiscalizar y controlar todos los años el funcionamiento y las cuentas de todas las entidades financieras es el Gobernador del Banco de España. Y en todo este tiempo no se ha visto a Miguel Ángel Fernández Ordóñez adoptar ninguna medida de saneamiento e intervención de ninguna entidad hasta que se ha producido la nacionalización de Bankia. Si lo sabía, y ha mirado para otro lado, es muy grave. Pero si el supervisor no lo había detectado en estos últimos ejercicios, el escándalo es mucho mayor. Muchas de las fusiones y de las valoraciones en el sector de cajas que se han hecho en los últimos años han sido con el beneplácito expreso del gobernador de Banco de España y del Ministerio de Economía, en aquel momento pilotado por los vicepresidentes económicos, Pedro Solbes y Elena Salgado. Seguir leyendo

El rescate de España rondaría el medio billón de euros, según HSBC

El BCE saldría en auxilio de España antes de que el rescate fuera inevitable para impedir el contagio de Italia.

En el caso de que España acabara necesitando un programa de asistencia financiera similar al proporcionado a países como Portugal e Irlanda, el montante de dicho rescate podría superar los 450.000 millones de euros, según calcula el banco británico HSBC, que, sin embargo, considera poco probable este escenario.

En concreto, los autores del informe de la entidad británica calculan que en el peor de los escenarios manejados España necesitaría unos 350.000 millones de euros para cubrir el déficit presupuestario y los vencimientos de la deuda de los tres próximos años, a los que habría que sumar unos 100.000 millones para asistir al sector financiero.

Una suma de estas proporciones no podría cubrirse con el remanente del actual fondo de rescate (FEEF), señala HSBC, aunque sí podría hacerlo el nuevo Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEDE), que entrará en funcionamiento en julio, ya que «cualquier posibilidad de que España pidiera asistencia antes de esa fecha parece muy remota».

«Nadie quiere ver llegar a España a la situación de necesitar un paquete completo de ayudas de la Troika, ya que esto implicaría que la crisis de la eurozona ha entrado en una fase aún más preocupante», señalan los autores de un informe de la entidad británica sobre la economía española.

En este sentido, el informe de HSBC considera como el escenario más probable que, asumiendo que España se atiene al plan de reformas, antes de llegar al rescate se acabaría recurriendo a algún tipo de actuación combinada entre el BCE y el FEEF, limitando así el riesgo de contagio a Italia. Seguir leyendo

La crisis según Arcadi Oliveras

En este fragmento Arcadi Oliveres reflexiona sobre las conexiones de los grandes poderes denunciando con nombre y apellido a los grandes delicuentes responsables de esta crisis sistémica.

Fuente: Attac

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«Deben ser los ciudadanos y no los mercados los que dirijan»

Nicolás Sartorius. Fundador de CCOO y ex diputado. Defiende una nueva gobernanza global, que no esté dirigida por los mercados, para frenar las desigualdades sociales y la destrucción del medio ambiente.

Nicolás Sartorius, en su despacho. - Graciela del Río

Nicolás Sartorius ha coordinado, desde la Fundación Alternativas, a un grupo de expertos que plantean medidas distintas a las que están tomando los Gobiernos para lograr una gobernanza global desde una visión progresista.

Nicolás Sartorius (Madrid, 1938), ex diputado por el PCE e IU y cofundador de Comisiones Obreras, uno de los diez condenados durante la dictadura franquista en el Proceso 1001, junto con Marcelino Camacho y otros ocho miembros de CCOO, reclama un cambio en la globalización que conduzca a «un mundo más equitativo, sostenible y democrático. Porque ha crecido la riqueza pero está repartida de manera inasumible, y con la crisis hemos retrocedido». Si los mercados actúan de forma global, las decisiones de un país solo no bastan. «Este modelo de globalización está dirigido por fuerzas que no han sido elegidas ni responden a los intereses de la gente. Uno de los ejes centrales de nuestra propuesta de globalización es que el proceso lo tienen que dirigir las fuerzas políticas, los Estados, los ciudadanos y no los mercados. Eso es lo que no está ocurriendo. Ha habido un capitalismo que ha fracasado y nos ha llevado a la situación actual porque a partir de los años noventa, con el Consenso de Washington, se ha funcionado sin control y sin reglas, con ausencia del poder político». Seguir leyendo

A por ellos, que son del euro

La economía occidental se encamina hacia el abismo, y solo algunos países concretos están en disposición de crecer y crear riqueza, curiosamente sólo aquellos que han optado por producir en lugar de consumir. El bloque peor parado, sin duda, es y será, el anglosajón, y el de los países latinos y del sur de Europa.

Las características de este bloque son comunes y se resumen en las siguientes. Por un lado, un modelo de acumulación de capital financiero desbocado, fruto de políticas monetarias suicidas por parte de las autoridades monetarias norteamericanas, pero también europeas. Estas políticas han llevado a expansiones de balances financieros que en algunos países han llevado a nueve veces el PIB, como es el caso de la economía española y una deuda privada que se antoja impagable en muchos casos. En España, por ejemplo, la deuda privada a finales de 2009, alcanzó el 335% del PIB, siendo mayoritaria entre las empresas no financieras y familias. Pero países como Irlanda, han alcanzado antes de la crisis de deuda que nos asola el 1.000%. El resto del modelo es el cásico de cualquier burbuja, y que tan bién describe Galbraith en su obra Historia de la Euforia Financiera. Es decir, elegir un colateral, en este caso la vivienda, y a partir de él, diseñar instrumentos financieros que permitan apalancar la inversión, dotarla de liquidez suficiente, reducir al máximo la supervisión y regulación ante la innovación y tratar de colocar estos activos entre los máximos inversores posibles. Esta colocación era sencilla en un mundo con elevado crecimiento económico, basado en alzas de riqueza, y con una creciente asimetría de información entre oferentes y demandantes ávidos de rentabilidad en un mundo sin inflación.

Este escenario, muy similar en los casos de España, Reino Unido, EE.UU e Irlanda, llevó a una expansión sin precedentes del sector inmobiliario y la construcción residencial, aunque con matices. En España fue prácticamente un monocultivo, lo que redujo los flujos de financiación hacia otros sectores productivos, se descuidó mucho la formación, a pesar de un incremento en el volumen de becarios, no se generaron sectores alternativos, ni intensivos en conocimiento, y se aniquiló prácticamente la industria. Frente a esto, Irlanda apostó también por la expansión inmobiliaria, pero fomentó la inversión extranjera en Tics, aprovechando las ventajas comparativas en materia idiomática, se lanzó a un dumping fiscal que generó una avalancha de fondos calientes, que se ha demostrado que eran extremadamente volátiles. Generó una política salarial muy generosa, atrayendo a mucho talento europeo y norteamericano, pero descuidando las infraestructuras y apostando todo su crecimiento a la inversión extranjera. Seguir leyendo

La jugada maestra del capital

“Ha llegado el momento de tomar ’decisiones valientes’ para salir de la crisis. Hay que recortar los gastos sociales, paralizar la inversión pública, congelar las pensiones, rebajar el sueldo de los funcionarios, abaratar el despido, aumentar la edad de jubilación y subir los impuestos. Todo ello, para ahorrar 65.000 millones de euros y reducir el déficit público del 11,5% al 3%, de aquí al 2013, como exige Europa”. Este es el discurso que se nos quiere imponer. Seguidamente expongo una visión distinta de esta crisis. Para ello, responderé a dos preguntas: 1ª ¿por qué tenemos un déficit público tan elevado? y 2ª ¿es justa la subida de impuestos? Por último, señalaré posibles vías de solución, desde la justicia social. Seguir leyendo

La crisis y sus entresijos

Vista en The Economist

Tras una semana de rumores sobre el colapso financiero de España originados en Berlín y Fráncfurt, la presidencia española de turno de la Unión Europea fue clausurada ayer en Bruselas con el apoyo compasivo de Angela Merkel y los llamados líderes europeos. Pero el trabajo sucio de los cotilleos maliciosos ya está hecho. España, que tiene una de las deudas públicas más bajas de la Eurozona en relación al Producto Interior Bruto, tiene que pagar intereses usurarios que de seguir subiendo plantearán seriamente si no es mejor acudir al nuevo mecanismo de estabilización y abandonar el fondeo en el mercado internacional. (Ernesto Ekaizer en Público). Seguir leyendo

El Banco Mundial rectifica un informe en el que incluía a España entre «los cinco países con más deuda de la UE» cuando en realidad es el 14º

La prensa anglosajona acuñó el despectivo término PIGS (cerdos, en inglés) en los años noventa, para referirse a los problemas de las economías de Portugal, Italia, Grecia y España en vísperas de su entrada en el euro. En la actual crisis, ha vuelto a usarlo para señalar los problemas de finanzas públicas de los citados países, a veces sustituyendo a Italia por Irlanda o incluyendo a ambas como PIIGS. Ningún organismo oficial ha adoptado el acrónimo y algún banco, como Barclays, ha prohibido a sus analistas utilizarlo.

En su versión original, el Banco Mundial advertía de los riesgos de «una grave pérdida de confianza en la deuda de los cinco países más fuertemente endeudados de la Unión Europea», a los que bautiza como UE-5 (EU-5, en el original en inglés). El informe se extiende sobre los peligros que acarrearía el impago de la deuda de esos países de la UE-5. Seguir leyendo

Algo pequeñito, algo chiquitito mi sueldo quedó…

Esta es la respuesta de los funcionarios al ínclito Presidente del gobierno español, ZP para los amigos. Seguir leyendo

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