A estas alturas podemos afirmar con una alta improbabilidad de equivocarnos que no habrá debate en televisión entre los aspirantes a la Moncloa y no lo habrá porque el PP no está dispuesto a aceptar la imposición del gobierno, según ellos.
Esa imposición consiste en que sea la Academia de televisión la que organice y grabe el debate y que la señal sea distribuida libremente a todas las cadenas de televisión nacionales, ya sean públicas o privadas. Esa es la imposición gubernamental.
Por el contrario, el PP dice no imponer nada, pero exige que el debate se celebre en Antena 3 ( de su cuerda política) o en Tele 5 ( grupo Berlusconi). Como vemos, muy liberales los muchachos.
Mientras el Partido Socialista ha ofrecido a los conservadores hasta seis formas distintas en las que estos cara a cara podrían tener lugar, el Partido Popular, con un García Escudero que no se pronuncia y un Rajoy tremendamente ambiguo y esquivo, se aferra a la señal de Telecinco y Antena 3 como única posibilidad. Los socialistas han percibido los innumerables y –en ocasiones- incomprensibles obstáculos puestos por los populares y han respondido con un durísimo comunicado: “Rajoy vuelve a comportarse como lo que es: un candidato cobarde”.
De nada ha parecido servir la oferta de la Academia de la Televisión, que ofreció ayer su señal para que los debates entre los dos candidatos a las elecciones pudieran ser emitidos por todas las televisiones, incluidas, por supuesto, Telecinco y Antena 3, propuestas por el PP como única oferta sobre la mesa. Mientras el PSOE ha aceptado “sin condiciones”, el PP ha respondido con un crispado comunicado en el que exigían que los socialistas explicaran su “veto” a las cadenas privadas propuestas por los conservadores.
Probablemente la incongruencia de este pronunciamiento –la oferta de la Academia de la Televisión permite cumplir precisamente este requisito-, junto con las nuevas quejas de los populares contra la supuesta manipulación de los informativos de Televisión española –por no haber hecho “una valoración” de los insultos contra María San Gil en la Universidad de Santiago de Compostela-, han irritado profundamente a los socialistas, que han vertido la rabia contenida a lo largo de toda la legislatura en un explícito y claro comunicado.
Ayer, cuando hablaba de la desvergüenza del PP me quedó por poner, “veréis como acaban acusando a ZP de la que le montaron a María San Gil en Santiago”, pues sí, lo han hecho, también tiene ZP la culpa.
De este modo, el Comité Electoral del PSOE ha expresado “su más profunda indignación ante la estrategia de falsedades desplegada por el PP para sembrar confusión y buscar excusas para evitar que haya debates electorales”.
Para los socialistas, “Rajoy vuelve a comportarse como lo que es: un candidato cobarde que busca cualquier excusa para huir de los debates con Zapatero. No quiso debatir en 2004 y ha perdido estrepitosamente todos los debates parlamentarios a lo largo de la Legislatura”.
Ante las declaraciones de Rajoy en Berlín, en las que este afirmó estar dispuesto “a debatir hasta debajo de un puente” –aunque echó balones fuera al dejar el pronunciamiento final a García Escudero- el PSOE propone una nueva versión: “Lo cierto es que Rajoy está dispuesto a esconderse hasta debajo de un puente, con tal de no acudir a un debate con Zapatero, lo que le produce verdadero pánico”.
Los socialistas lamentan el haber propuesto hasta seis soluciones diferentes, sin respuesta constructiva alguna por parte del PP. Una derecha que tampoco se prestó a debatir en 1996, 2000 o 2004.
A la derecha parece repelerle profundamente el debate en la televisión pública –olvidando, quizá, el legado de Alfredo Urdaci y el experimento propagandístico de la actual Telemadrid- y no se presta a ninguna solución que no sea la propuesta por estos: ni señal neutral, ni sorteo entre cadenas: la salida pasa por un debate entre dos cadenas privadas que en ningún momento se han puesto en contacto con el Partido Socialista, según dejan claro en su comunicado.
Vistas las cosas –y comprobado el papel del líder popular ante Gabilondo la semana pasada en Cuatro-, se puede concluir con que estos cara a cara corren, una legislatura más, un claro peligro de no celebrarse.
Fuente: Elaboración propia y El Plural
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