Roma no paga traidores

Viriathus

Viriathus

Viriato como último caudillo de los lusitanos, tuvo en jaque durante varios años a las legiones romanas. En su primera gran victoria, fingió una retirada y arrasó a las tropas de Vetilio. «Roma no paga traidores» fue la frase que, según la leyenda, tuvieron que escuchar sus tres asesinos: Ditalcón, Audax y Minuro.

Viriato = Ricardo Costa.

Ditalcón, Audax y Minuro= Rajoy, Camps y Cospedal.

Juan y Ricardo Costa (EFE)

Juan y Ricardo Costa (EFE)

Dos amagos han marcado la trayectoria política de los hermanos Costa. Juan no se atrevió a disputar a Mariano Rajoy la presidencia del PP y Ricardo no aguantó hasta el final su pulso a la dirección popular. Dos maniobras desafiantes, pero con idéntico final. Los hermanos Costa, el John y el Bobby de una saga de Castellón, han visto cómo su prometedora carrera política se derrumbaba en un plazo de 16 meses.

“Tú serás el futuro presidente del Gobierno”, le pronosticó Francisco Correa a Ricardo en noviembre de 2008. “Eso le toca a mi otro…, al otro Costa”, respondió. Para entonces, Ricardo tenía objetivos más pedestres: llegar a consejero de la Generalitat. Para ello solicitó la ayuda de Álvaro Pérez, El Bigotes, un “amiguito del alma” del presidente Francisco Camps. Pero, a la postre, el atajo de la trama Gürtel para tocar poder ha acabado por alejarle de él entre lágrimas.

Las grabaciones contenidas en el sumario del caso Gürtel revelaron la otra cara de un hombre que en público se mostraba afectado y petulante. A juicio de María Dolores de Cospedal, Ricardo mantuvo unas conversaciones “chuscas”, “soeces”, y “groseras”. Diálogos por los que el joven Costa pidió perdón públicamente. Sin embargo, sus disculpas no pasaron de ahí. Aconsejado por Juan y un grupo de zaplanistas, se negó a jugar el rol de “chivo expiatorio” y responsabilizó a Rajoy de la crisis, cerrando así la puerta a cualquier posibilidad de redención.

“Ricardo tiene otra profesión, es un buen asesor fiscal, y no necesita la política para vivir, pero el modo en que le han destituido no es justo”, señaló un dirigente del PP cercano al ex secretario general de los populares valencianos. Sobre su integridad, tras los informes policiales conocidos, las opiniones varían. “Ric puede ser tonto, pero no es un delincuente”, aseguró el citado dirigente;  mientras que un diputado fiel a Rajoy lamentó el daño que han podido hacer al del PP sus relaciones con la trama: “No hay duda de que merecía ser expulsado”.

Irónicamente, la obsesión de los hermanos Costa por lucir un aspecto impecable ha acabado por deteriorar gravemente la imagen de Ricardo. Las conversaciones recogidas en el sumario de Gürtel que se refieren a supuestos regalos como caviar, el famoso reloj de 6.000 euros o el vehículo de marca Infiniti han sido tan demoledoras como su imputación, junto a Camps, por el caso de los trajes de Milano. Finalmente, las sospechas sobre la financiación del PP valenciano precipitaron su cese.

Un mes antes de que estallara el escándalo, Ricardo ya se mostraba incómodo al responder en una entrevista sobre su vestuario. Apareció en Las Provincias fotografiado junto a Superman, su superhéroe favorito, y preguntado sobre si todos sus trajes son a medida, contestó lacónico: “Hay de todo”. “Pero no me negará que le gusta que le quede al milímetro”, inquirió el periodista. “Me gusta que la ropa me quede bien como a usted”, replicó, tal vez molesto por la insistencia.

Fabra, padre protector

“Yo a Fabra le debo toda mi carrera política. Creo que he trabajado y he estado a la altura de la confianza que me demostró. Él me apoyó para ser diputado por Castellón en 1993 y eso es lo que siempre va a regir las relaciones entre ambos. Confió en mí y me dio una oportunidad, cualquier otra cosa no es relevante”. Esta declaración de Juan a El Periódico del Mediterráneo da cuenta de la trascendencia que Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, ha tenido en la vida política de los hermanos Costa.

Años después de que Fabra le abriera las puertas de la política nacional, Juan tuvo que declarar como testigo en uno de los juicios contra el capo del PP castellonense por supuestos delitos contra la Administración Pública. Pero Fabra también ha mantenido su apoyo a Ricardo en los momentos previos a su destitución, defendiendo su inocencia y señalando a Camps como responsable de la conducta de su protegido: “Ha seguido las directrices del presidente y de los órganos superiores del partido”.

Ambiciones políticas

Juan y Ricardo heredaron su vocación política de su madre, concejal del PP, y de su padre, que estuvo en las listas de la formación Coalición Democrática. Ambos destacaron en Nuevas Generaciones y contaron con Fabra como trampolín, aunque su carrera se disparó de la mano de dos mecenas políticos muy diferentes. Juan disfrutó del padrinazgo de Rodrigo Rato, mientras que Ricardo ha seguido fielmente a Camps en las batallas internas por el control del PP valenciano.

El joven Costa no se apartó del president ni siquiera cuando su hermano flirteó con la idea de disputar a Rajoy el liderazgo popular. Camps ordenó a los suyos respaldar al gallego, y Ricardo no protestó. Una fidelidad que no impidió que Camps le relevara, con nocturnidad y tras haberle confirmado en su puesto, como secretario general y portavoz parlamentario. Rajoy, el candidato al que había dado su aval en el Congreso de Valencia de 2008, había pedido su cabeza.

La aventura de Juan como pre-candidato a la presidencia del PP fue corta. Reclamó “un nuevo liderazgo” y se dejó querer por los diversos sectores críticos. Tras reunir escasos apoyos, alegó que las reglas internas no le permitían hacer frente a Rajoy y trió la toalla. Meses antes, había dejado la presidencia de Ernst&Young, con un sueldo de un millón de euros, para confeccionar el programa electoral del PP. Sin embargo, no fue capaz de entregar el documento a tiempo, irritando al equipo de Rajoy, que le criticó por rodearse de un grupo de fieles, en lugar de aceptar la colaboración de los distintos secretarios ejecutivos del partido. El nuevo Bobby Kennedy pasó a ser un diputado raso que nunca interviene en el Congreso. Un político con un brillante pasado (ex secretario de Estado, ex ministro, ex consejero del FMI) y un incierto futuro en la res publica.

Alberto Mendoza en El Confidencial
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4 respuestas

  1. Información Bitacoras.com…

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  2. Hola Jon!
    Menudo lío hay en Valencia. La corrupción está al orden del día en todos los sitios. Por aquí nos entretenemos con Millet y compañía.
    saludos
    sílvia

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  3. Roma no pagará traidores, pero lo que es PP, a puñaos.

    Carpe Diem

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    • Aquí el traidor es Ricardo Costa que mal aconsejado por Fabra, Ripoll, Zaplana (dicen que es culpable de todo este berenjenal) y su hermano Juan, ha intentado traicionar a toda la cúpula corrupta del PP y por eso le han ajusticiado.
      Algo así como Brutus cuando le clavó la navaja a Julio César en los Idus de marzo del 44 a.C.

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